Opinión | SALA DE MÁQUINAS
Connolly
Uno de los escritores más extraños e inclasificables, dentro de lo que, muy genéricamente, podríamos considerar «novela negra», es el irlandés John Connolly, a quien tengo la suerte de conocer y haber leído.
Sus argumentos novelescos y sus retorcidas tramas raramente obedecen a una lógica previsible, a una concatenación ordenada de elementos causales. Son, por el contrario, guiones magmáticos, con una centralidad dividida en puntos de vista o en numerosos personajes que circunstancialmente confluyen entre sí, como salvajes arroyos al cabo de un gran río.
Esa manera «circunstancial» de ocupar un lugar en las novelas o en los peculiares mundos literarios de Connolly tiene que ver más con la naturaleza en estado salvaje que con la ordenada intelectualidad del pensador que asimismo habita en el interior de este autor de Dublín. Es por eso que el lector de Las furias, su nuevo título, tiene la impresión de estar entrando en una madriguera, la de la pequeña ciudad de Maine donde transcurre la acción. Una ciudad donde sus habitantes, de nombre y aspecto normales, como si fueran naturalmente humanos, se comportan, sin embargo, como auténticos alienígenas, como si fuesen lombrices, como si fuesen avispas, discurriendo por una red de túneles subterráneos (¿también «submentales»?) en los que se producen y provocan súbitas muertes y asombrosas mutaciones.
Esta fórmula de novela negra –por tratar de encajarla en algún sitio, en un determinado género, algo que quizá con Connolly no deberíamos practicar– se repite en esta nueva aventura del investigador Charlie Parker. Un héroe, es verdad, pero con vocación de antihéroe, siéndolo ya de una larga saga de casos que abundan en los múltiples espejos del mal, pero también en una rica paleta de sentimientos indicativos de que también puede haber protagonistas con un sentido de la justicia, de la amistad, del amor y de la defensa de una sociedad más solidaria y menos violenta... Parker conocerá a algunos de ellos mientras investiga un asesinato que al parecer guarda relación con el robo de un lote de monedas antiguas. Todas, descubiertas en un tesoro de los antiguos sajones, en campos de una comarca inglesa, sacadas clandestinamente del país y vendidas a coleccionistas, uno de los cuales morirá por tratar de ocultarlas...
Connolly: oscuridad y luz, ángeles en el infierno...
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