Opinión | APUNTES AL MARGEN
Victoria para los ‘riders’
En el S. XIX eran frecuentes las imágenes de trabajadores esperando cada día en la entrada de la fábrica a que llegara el encargado para decidir quién trabajaba ese día y quién no. Por supuesto, conceptos como vacaciones, limitación de jornada o seguros sociales eran ciencia ficción. En el S. XXI este sistema ha mejorado mucho y el encargado, en lugar de ser un humano emocional, es un algoritmo mucho más eficiente. En esto se basa el negocio de las llamadas plataformas o Gig-economy: la ausencia de regulación y derechos disfrazada de libertad de elección. Esta semana hemos sabido que Glovo ha agachado la cabeza y finalmente va a cumplir la ley y a hacer algo tan extraordinario como hacerles un contrato de trabajo a sus empleados. Se habla de que Glovo tiene alrededor de 50.000 falsos autónomos, de los cuales hasta 5.000 podrían ser personas sin papeles con cuentas realquiladas. Por estos y otros motivos, la empresa ya había sido multada en varias ocasiones con centenares de millones de euros. Glovo se funda en 2014 con este modelo de negocio, que yo calificaría de negreros del S. XXI. Solo ahora, 10 años después, se ha conseguido meterlos en vereda. Eso sí, Glovo solo anunció el cambio el día anterior a que su fundador tuviera que declarar delante del juez por delitos contra los trabajadores. Observemos lo que ha tenido que pasar para que Glovo finalmente haya reculado. Se tuvo que formar Riders X Derechos. Hubo protestas. Hubo centenares de denuncias. Hubo inspecciones de trabajo. Hubo incluso que hacer una ley ad hoc en 2021 sobre los riders a pesar de que los jueces ya habían dicho que eran falsos autónomos. Pero como decía El Roto, en este país la justicia es igual para todos siempre y cuando puedan pagarse el mismo bufete de abogados. Sin duda alguna, en esta victoria de los repartidores ha tenido un papel protagonista la ministra de Trabajo Yolanda Díaz y probablemente será uno de los hitos de su carrera política. Pero no es obra exclusiva suya. Los procesos sociales son muy complejos y se producen por la participación de muchísimos agentes: desde la empresa de la competencia que cumpliendo las normas ha denunciado a Glovo por competencia desleal hasta aquellos que como diría Labordeta empujaron para que pueda ser: cada uno de los repartidores que denunció, cada abogado, cada sindicalista, cada periodista que escribió, cada consumidor que decidió Glovo no, o el que hizo una pintada. A todos ellos, feliz victoria.
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