Opinión | editorial

Aragón gana la partida del coche eléctrico

El acuerdo alcanzado ayer entre Stellantis y CATL, el mayor fabricante de baterías para coches eléctricos del mundo, representa un hito trascendental que será difícil de calibrar hasta que transcurran unos cuantos años o décadas. El hecho de que Aragón se haya asegurado la instalación de una gigafactoría, cuya capacidad productiva es de 50 GWh y que requerirá de una inversión aproximada de 4.100 millones de euros, permite a la comunidad adentrarse de lleno en la nueva era eléctrica y la posiciona como un jugador más que relevante en el nuevo ecosistema del sector del automóvil. Se puede decir sin tapujos que Aragón ha ganado una batalla decisiva para despejar el horizonte, evitar incertidumbres y anclarse a la industria y a la innovación. Quizá la pregunta más pertinente que habría que hacerse es qué hubiera ocurrido si la comunidad no hubiera logrado hacerse con una gigafactoría. Los expertos coinciden en señalar que el escenario se hubiera teñido de gris oscuro, casi negro. Pero esa hipótesis está descartada y Aragón contará, por fin, con una planta de producción de baterías a escala internacional que creará más de 3.000 empleos, ocupará más de 50 hectáreas en Figueruelas y comenzará a producir en 2026.

El logro tiene mayor relevancia si cabe si se analizan los dos protagonistas que firmaron ayer el acuerdo a través de una join venture: Stellantis, uno de los mayores grupos automovilísticos del mundo y la china CATL, un operador decisivo en el impulso de la movilidad eléctrica en el mundo. En el caso del gigante asiático, cobra especial relevancia su potencial y el hecho de que se convierta en un nuevo prescriptor de Aragón, no solo en los países asiáticos sino en todo el mundo. La llegada de CATL puede ser solo el comienzo de nuevas inversiones chinas en la comunidad. No es casualidad que en los últimos tiempos algunos de los fabricantes asiáticos más relevantes hayan puesto sus ojos en Aragón. El presidente y CEO de SAIC Motor en España y Portugal, Leo Zhang, reveló que España figura entre las «mejores opciones» para ubicar una planta de la marca MG en el país, y citó expresamente Zaragoza. El propio embajador chino, Yao Jing, se pronunció en esa misma dirección.

El sector del automóvil ofrece últimamente pocas certezas, pero de lo que no hay duda es de que la movilidad eléctrica se impondrá tarde o temprano y de que el gigante asiático camina con paso firme a hacerse con gran parte de la cuota de mercado en Europa, algo que ya está ocurriendo. En ese ecuación, la presencia de CATL será decisiva y puede convertir a Figueruelas en la mayor planta de baterías del sur de Europa. Aragón, en definitiva, ha ganado la batalla de la gigafactoría, pero sobre todo se ha asegurado el futuro en el sector del automóvil. Y eso, hoy en día, no es cualquier cosa.

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