Opinión
Cher: la 'dancing queen' inmortal
Su transformación le llevó de hippie a romper discotecas, arrastrando un intento de asesinato en los 80 y, como revela en sus memorias, pensamientos suicidas durante su primer matrimonio

Cher, la 'dancing queen' inmortal
A sus 78 años, Cher se mueve en la escena musical cual icono indestructible (y envidiable). Su actuación para celebrar su entrada en el club del Rock and Roll Hall of Fame eclipsó de tal manera a su compañera de dueto, Dua Lipa, que muchas otras se pensarán muy mucho a partir de ahora si subirse con ella al escenario. Otro tanto ocurrió en el desfile de Victoria's Secret. Su voz, inusualmente grave, desvió las miradas de una pasarela de ángeles encabezados por supermodelos como Kate Moss, Adriana Lima o Carla Bruni. Y esta semana, con la publicación del primer tomo de su biografía, la diva se transforma en leyenda al reconocer que su vida no ha sido fácil, pero que tras cada caída, cual camaleón, ha resurgido y se ha levantado.
Cherilyn Sarkisian LaPiere (su nombre real) ha roto moldes desde siempre, y lo sigue haciendo. También en su vida privada y próxima a la ochentena. ¿Cómo si no calificar el que desde hace más de dos años viva feliz junto al productor musical Alexander Edwards, de 38 años? "Estoy con un hombre joven porque los de mi edad son muy mayores -de hecho están todos muertos- y porque se mostraban aterrorizados al acercarse a mí", ha confesado. Ya en 1996 escandalizó a algunos al afirmar que "un hombre no es una necesidad, sino un lujo. Como el postre. Adoro a los hombres y son geniales, pero no los necesito para vivir. Mi madre me dijo: 'Cariño, algún día deberías sentar la cabeza y casarte con un hombre rico’. Y le dije: ‘Mamá, yo soy un hombre rico'".
Ese cambio de roles lo pregonó hace 30 años. Que una mujer madura, inteligente, que sabe gestionar las emociones, segura de sí misma, con independencia económica, estatus social y experiencia en la vida atraiga a hombres jóvenes que las buscan para amarlas. Un tipo de relación que hoy lo vemos incluso en parejas presidenciales, como los Macron.

Cher, left, and Dua Lipa perform during the 39th Annual Rock & Roll Hall of Fame Induction Ceremony on Saturday, Oct. 19, 2024, at Rocket Mortgage FieldHouse in Cleveland. (AP Photo/Chris Pizzello) Associated Press/LaPresse / Agencia
Si en algo se ha diferenciado la etiqueta made in Cheres en la transgresión. El Chicago Tribune la considera como la mujer que "preparó el camino a otras cantantes como Madonna y Lady Gaga". Excéntrica en su vestimenta, ha marcado estilo con alocados looks e impensables transparencias, pelucas y plumas. Todo un icono LGTBI. Solo ella es capaz de vestir como lo hace y de presumir de ser la única artista que posee un Grammy, un Oscar, tres Globo de Oro, un Emmy y el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes.
Sesenta años de carrera dan para mucho, tanto como para haber vendido más de 100 millones de discos y contar con un listado inabarcable de premios que evidencian su incuestionable talento, incluso para la interpretación. Y en el caso de Cher, también han dado para la filantropía. Frente a esa imagen un tanto frívola por confesar ‘ser feliz’ con un cutis y un cuerpo juvenil (eso sí, tras una veintena de arreglillos en nariz, dientes, pómulos, ombligo, busto y pantorrillas), se esconde una mujer altruista comprometida con cientos de causas benéficas, de todo tipo.
Nacida en 1946 al sur de California, esta mestiza de padre armenio y madre de ascendencia europea y cherokee, fue una niña prodigio extrovertida pese a su dura infancia, con orfanato incluido, y su dislexia.

Recreación de Cher en el regreso del desfile Victoria's Secret Fashion Show. / REDACCIÓN
Criada junto a su medio hermana, fruto del tercero de los ocho matrimonios de su madre, dejó los estudios a los 16 años para marchar a Los Ángeles. Su objetivo: ser famosa. Y lo logró con el dúo Sonny & Cher junto al que fuera su primer marido, Sonny Bono, y canciones como I Got You Babe. Cuando se conocieron ella tenía 16 años y él 27. Su relación estuvo llena de infidelidades y su divorcio la dejó en la ruina, porque nada estaba a su nombre. Su segundo matrimonio con el músico Gregg Allman acabó por la heroína. De cada uno de ellos tuvo un hijo: Salvatore Bono (1969), nacida mujer y destacado activista por los derechos de las personas trans, y Elijah Blue Allman (1976).
Su transformación le llevó de hippie a romper discotecas, arrastrando un intento de asesinato en los 80 y, como revela en sus memorias, pensamientos suicidas durante su primer matrimonio. Y desde hace décadas disfruta de lo que quería, ser una celebridad. ¿Quién no ha bailado su Believe? "Sigo haciendo estas giras de despedida porque juro por Dios que creo realmente que nunca voy a volver. Me digo, cuando tenga 100 años ¿quién va a venir a verme?". Cher, por favor, ni lo preguntes.
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