Opinión | editorial
Homenaje a la solidaridad
Aragón rindió ayer homenaje, con la entrega de la Medalla de Aragón, a todos los profesionales y voluntarios, más de 300, que se desplazaron a la zona cero de la DANA en Valencia y estuvieron trabajando en su recuperación durante más de un mes. El Palacio de Congresos de la Expo acogió un acto que sirvió de tributo a valores que a veces parecen perdidos como la solidaridad, la entrega hacia quienes lo han perdido todo y la unidad con una comunidad vecina y hermana. Con ella le unen más lazos, no solo históricos, de los que en otras épocas ambas han demostrado tener, sobre todo por la guerra del agua y un trasvase que se agita de vez en cuando como una guerra más política y partidista que entre vecinos. La catástrofe y la tragedia que segó la vida de más de 200 personas aquel 29 de octubre movilizó lo mejor de la sociedad aragonesa en busca de dar el auxilio que todos los damnificados necesitaban. Más allá de las disputas entre instituciones sobre la responsabilidad en las alertas y la capacidad de respuesta demostrada, tanto por la Generalitat Valenciana como por el Gobierno central, está la inercia de la ciudadanía, en Aragón y otras comunidades autónomas, que fue desde el primer minuto la de acudir a socorrer a quienes el agua y el fango les había arrastrado al caos. Todos los medios humanos y materiales de los diferentes servicios de emergencia estaban preparados desde mucho antes que se les diera permiso para entrar a localidades como Catarroja, Paiporta, Benetusser, Massanassa... Más de 70 localidades y cientos de miles de afectados a los que ayudar.
La DGA se puso al mando del dispositivo aragonés y al menos sirvió para que no hiciera cada uno la guerra por su cuenta. La solidaridad de las empresas que pusieron a disposición de ellos todo lo necesario, la excelente acogida recibida en Valencia y la coordinación en las ingentes tareas a realizar hicieron que en poco más de un mes la imagen de esas calles llenas de barro y coches diera un cambio radical. Y todos los efectivos desplazados a la zona cero dando un soporte emocional que nadie olvidará, ni los vecinos de Catarroja ni los bomberos, sanitarios, psicólogos, policías, militares, periodistas y un largo etcétera de profesionales. Su paso por el caos
Mientras, en Aragón aumentaban las iniciativas de solidaridad con la recogida de alimentos y enseres que eran inexistentes en la zona afectada. En una demostración de cómo a veces la sociedad es capaz de unir fuerzas y de que, cuando lo hace, el resultado es inmejorable. Quizá debería servir de ejemplo para otras circunstancias cotidianas en la que esa unidad brilla por su ausencia, de evidencia para entender que se pueden construir y conseguir retos importantes sin necesidad de que nazcan desde la tragedia y el fango. Y demostrar a las víctimas que no están solos, ni cuando la DANA arrasó con todo ni en el largo periodo de reconstrucción que les queda.
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