Opinión

La energía catapulta a Aragón

Las renovables se han convertido en el principal factor competitivo de la comunidad y han impulsado la llegada de inversiones millonarias, de ahí la importancia de lograr consensos y evitar la inseguridad jurídica

El primer aerogenerador instalado en el parque híbrido de energías renovables de la planta de Stellantis en Figueruelas.

El primer aerogenerador instalado en el parque híbrido de energías renovables de la planta de Stellantis en Figueruelas.

Aragón encara la recta final del año con gran parte de los deberes hechos en materia económica. Las expectativas se han cumplido sobradamente, ya que se han comprometido inversiones por valor de 40.000 millones de euros en áreas que marcarán el futuro como la tecnología, la industria, la logística y la agroalimentación. Se trata de una cifra histórica que da dimensión del atractivo que ya tiene la comunidad para convertirse en un imán para las grandes multinacionales. Aunque esta realidad responde a varios factores, existe uno que ha resultado decisivo: la energía. En el año 2023, Aragón concentró más de la mitad de la nueva potencia eólica instalada en toda España (307 de los 607 megavatios), según el último estudio macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España, lo que da una idea de la apuesta de la comunidad por este recurso. 

Los Gobiernos de Lambán y Azcón han coincidido, en la práctica, en ese diagnóstico, si bien las energías renovables fueron arma arrojadiza en el campo de batalla de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 cuando el PP cuestionó la forma en las había impulsado el cuatripartido (PSOE, Podemos, CHA y PAR), se mostró muy combativo con su implantación en el territorio e incluso promovió una comisión de investigación que, finalmente, quedó en nada. La victoria electoral del líder popular y su toma de contacto con el potencial que la energía tiene para Aragón esfumó cualquier tipo de contraindicación hacia las renovables.  

La energía, por tanto, parece haber hecho de pegamento en una política demasiado acostumbrada a sufrir sobresaltos y a generar tormentas inesperadas a escala nacional. Además, este recurso ha conseguido poner de acuerdo a populares y socialistas en una tierra ávida de desarrollo y sedienta de oportunidades. Así quedó patente también esta misma semana en las Cortes de Aragón, donde los votos del PP, el PSOE y el PAR –precisamente los tres partidos que, de forma intermitente pero sostenida en el tiempo, han estado gobernando la comunidad en las últimas décadas– dieron vía libre a la nueva ley de Energía. El objetivo de la norma es abaratar la factura de la luz para empresas y ciudadanos y atraer nuevas inversiones a la comunidad, además de fomentar el autoconsumo. Sin embargo, no está claro que se encuentre con escollos por el camino. Por lo pronto, Teruel Existe ha anunciado que presentará un recurso de amparo ante el Constitucional al considerar que está hecha a medida de algunas empresas.  

La energía ha conseguido poner de acuerdo al PP y al PSOE en una tierra ávida de desarrollo y sedienta de oportunidades

Muchos han sido los tiras y aflojas en relación a la gestión de los recursos naturales en Aragón durante este siglo XX, con cambios de escenario que incluso llevaron a aplicar una moratoria a las energías renovables, un veto que se prolongó durante varios años. También hubo decenas de denuncias que llevaron el asunto energético de los despachos a los tribunales, lo que enquistó su desarrollo e implantación. Y esa es, precisamente, la gran traba que puede encontrarse el despliegue de renovables en la comunidad, lo que acarrearía una falta de seguridad jurídica y la marcha de los inversores. Por tanto, resulta determinante acertar con la fórmula para que la energía siga siendo el principal puntal sobre el que se asienta el desarrollo de Aragón.  

La energía se ha convertido en el factor más competitivo para Aragón, un hecho que en los últimos años ha venido espoleado por una creciente demanda, una apuesta en España y Europa por la reducción de emisiones y por la urgencia de dar respuesta a proyectos milmillonarios intensivos en energía. Este último escenario es el que ha llevado a la DGA a buscar una solución rápida a la anulación, por parte del Tribunal Constitucional de la llamada ley de Renovables que aprobó el anterior Gobierno de Lambán, en marzo de 2023. El Alto Tribunal argumentó que dicha urgencia (se tramitó como decreto ley) no estaba justificada. La duda es si la que acaba de salir de las Cortes de Aragón pasará el corte del Alto Tribunal.

La búsqueda de equilibrio resulta, por tanto, decisiva, como lo demuestra el hecho de que el Gobierno no haya logrado aprobar el impuesto a las energéticas tras alcanzar un acuerdo con ERC, EH Bildu y BNG. El respaldo del PNV y Junts a la enmienda del PP que deroga el gravamen echó por tierra esa posibilidad. Quizás había demasiado en juego. Repsol amenazó con cancelar sus inversiones milmillonarias en España por «falta de un marco regulatorio y fiscal estable». También esta misma semana, Cataluña ha tumbado dos autopistas eléctricas de Forestalia que iban a transportar energía verde desde Aragón a la comunidad vecina tras los informes desfavorables de la Generalitat catalana, lo que provocará un giro en la estrategia de la compañía aragonesa, que ahora volcará todos sus esfuerzos en que esa energía se consuma en territorio aragonés. 

La energía, en definitiva, emerge como un recurso que marcará el futuro de Aragón en los próximos años, pero conviene gestionarlo de forma adecuada porque también puede volverse en contra.

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