Opinión | el artículo del día

David Palacios

El abandono sanitario en Utrillas: un desafío urgente para el Gobierno de Aragón

En las últimas semanas, el Centro de Salud de Utrillas, en las Cuencas Mineras de Aragón, está siendo el epicentro de una creciente preocupación por parte de la ciudadanía.

Se ha denunciado públicamente las carencias en la atención sanitaria de la localidad, haciendo hincapié en la falta de médicos de atención continuada y en la ausencia de un servicio de pediatría que cubra las necesidades de la zona.

Estamos ante un problema grave que deja en evidencia la precariedad de la sanidad pública en cuestiones clave. Es imprescindible cubrir, cuanto antes, cinco plazas de médicos de atención continuada y restablecer el servicio de pediatría para garantizar el acceso a una sanidad de calidad en Utrillas.

Estas denuncias no son una simple llamada de atención; son un reflejo palpable de la precariedad del sistema sanitario en las zonas rurales, un problema que no solo afecta a Utrillas, sino a muchas otras localidades de Aragón.

Es indiscutible que quienes viven en las zonas rurales viven una situación de desventaja en cuanto a la atención médica. La escasez de personal médico, la falta de especialidades y las largas distancias hasta los hospitales de referencia configuran una situación cada vez más insostenible. El abandono refleja un claro desajuste en el sistema de salud pública, que parece no haber sido capaz de adaptarse a las nuevas necesidades de la población.

El problema que afronta Utrillas no es un caso aislado. Aragón tiene un extenso territorio y una baja densidad de población, lo que dificulta garantizar un acceso equitativo a los servicios sanitarios. Las zonas rurales, históricamente desatendidas en términos de infraestructuras y recursos, se han visto aún más afectadas por la falta de personal médico y por la escasa cobertura de especialidades.

El modelo de atención primaria, esencial para el buen funcionamiento del sistema de salud, se encuentra seriamente debilitado en estos territorios debido a la falta de personal cualificado.

La respuesta del Departamento de Sanidad no puede seguir siendo evasiva o demorada. La salud de los habitantes de Utrillas y de todas las zonas rurales aragonesas no puede depender de promesas vacías ni de soluciones temporales. Es necesario un compromiso firme para dotar a estos centros de salud de los recursos humanos y materiales necesarios para asegurar una atención sanitaria de calidad. Esto no solo pasa por la contratación de más personal médico, sino también por la mejora de las infraestructuras, la creación de incentivos para atraer y retener talento en el ámbito rural y la implementación de soluciones que aseguren una cobertura sanitaria efectiva, incluso en los municipios más alejados.

Los habitantes de Utrillas y de las zonas rurales aragonesas tienen derecho a una sanidad pública de calidad. Este derecho no debe depender de la localización geográfica, sino de una voluntad política real de garantizar que todas las personas tengan acceso a la misma calidad de atención, independientemente de dónde vivan. En este sentido, el Gobierno de Aragón tiene una oportunidad para demostrar su compromiso con la equidad social y con la mejora del bienestar de las personas que residen en áreas rurales.

No podemos seguir mirando hacia otro lado mientras las zonas rurales sufren las consecuencias de las políticas del abandono y la desidia. Utrillas, las Cuencas Mineras y Aragón merecen una respuesta digna, urgente y efectiva.

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