Opinión | la guindilla

El Real Zaragoza y los Servicios Sociales

Hubo un tiempo en el que el Real Zaragoza estaba en la élite del fútbol español. Competía con los mejores por los primeros puestos de la clasificación. En su palmarés exhibe varias Copas de España, una Supercopa y hasta un par de títulos continentales, como la inolvidable Recopa de 1995.

También hubo un tiempo en el que los Servicios Sociales en Aragón estábamos en la élite de España. De un senador aragonés, Martín Retortillo, fue la enmienda que permitió que el término «beneficencia» fuera sustituido por «Acción Social» en la Constitución española.

Fuimos pioneros en superar la beneficencia municipal y crear centros de Servicios Sociales, en los que la ciudad de Zaragoza fue referencia para muchos municipios españoles. También en implantar servicios sociales en las zonas rurales, con un modelo comarcal. Las Jornadas en Graus o Daroca (1985), organizadas por el Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón, fueron el punto de partida para otros muchos territorios. En Aragón se publicó el primer Decreto sobre Servicios Sociales Comunitarios (1983) y la primera Ley de Ordenación de la Acción Social con un enfoque no sectorial (1985), que fueron clave para el desarrollo del sector en otros territorios.

Aragón fue inspiración y modelo en el Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales que firmó el Gobierno de España con las comunidades autónomas (1987). En Zaragoza se constituyó, hace ya 30 años, el colectivo profesional más activo en el sector, la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, a partir del germen de una organización singular, El Fortín, donde se formularon algunas de las referencias que, en su momento, fueron trasladadas a la Ley de la Dependencia, en algún caso a iniciativa de nuestro recordado parlamentario, José Antonio Labordeta.

Los nuevos servicios de protección a la infancia, superando los obsoletos orfanatos, tuvieron en la Diputación Provincial de Zaragoza una de sus impulsos pioneros en España, reformando centros como la Ciudad Escolar Pignatelli –actual sede del Gobierno de Aragón–, para impulsar acogimientos familiares o viviendas para niños y niñas.

Las políticas de igualdad tuvieron en la Casa de la Mujer de Zaragoza una de sus referencias más destacadas en España. También la Casa de las Culturas en materia de multiculturalidad y de integración de población inmigrante. Y el Albergue Municipal de Zaragoza fue pionero y referente en un nuevo modelo de atención a personas sin hogar, con servicios de baja exigencia –Casa Abierta– o Módulos de Inserción y Familiares, para familias con menores, para que la falta de recursos no obligara a romper la convivencia. La Coordinadora de entidades para personas sin hogar de Zaragoza fue una iniciativa absolutamente pionera y reconocida en toda España.

Sin olvidar experiencias tan innovadoras en inserción laboral y social (Fundación Picarral, El Tranvía...), o en discapacidad (DEFA, Atades....), algunas de ellas desde los años 70 del pasado siglo

Pero, de un tiempo a esta parte, el Real Zaragoza no sale del pozo de la Segunda División, incluso algunos años con dificultades para mantenerse en esta «categoría de plata» del fútbol español.

También, de un tiempo a esta parte, los servicios sociales en Aragón han perdido su protagonismo y liderazgo. Ya no estamos entre las comunidades más avanzadas. Incluso aparecemos en los últimos lugares en muchos rankings.

Mucho se ha hablado sobre la causa de los males de la situación del Real Zaragoza: una, digamos «errática» gestión económica; mala planificación deportiva; falta de liderazgo; no trabajar bien la cantera o dejar que se vayan algunos de los mejores canteranos...

Las causas del deterioro de los servicios sociales en Aragón son parecidas: pérdida de relevancia económica, inadecuada planificación, falta de liderazgos, no trabajar la cantera...

Es triste el papel de los cronistas deportivos que siguen al Real Zaragoza. Llevan años siendo portadores de malas noticias. Creo que merecen toda nuestra solidaridad.

Pero los que, de una u otra manera, somos cronistas de lo social en nuestra tierra tampoco vamos a la zaga. Informe tras informe sólo damos malas noticias. Y cada aparición en antena o en las páginas de algún periódico es para contar lo mal que nos van las cosas.

Los cronistas del Real Zaragoza pueden al menos ilusionar contando cómo van las obras de la nueva Romareda. Los cronistas de los servicios sociales ni siquiera tenemos ese consuelo.

No sé cuánto tardará el Real Zaragoza en volver a la élite del fútbol español. Pero los Servicios Sociales, o mucho cambian las cosas o tenemos segunda división para rato...

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