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Quirón: sobre lo público y lo impúdico

Azcón y Chueca, en el nuevo hospital de Quirón, el 13 de enero

Azcón y Chueca, en el nuevo hospital de Quirón, el 13 de enero / LAURA TRIVES

Nos hemos desayunado en los últimos días numerosas fotografías de los dirigentes de Aragón y Zaragoza, con el presidente Jorge Azcón y la alcaldesa Natalia Chueca a la cabeza, contándonos las bondades y beneficios que el Grupo Quirón trae a nuestra tierra al abrir el nuevo hospital privado que se ubica en la Avenida Gómez Laguna. ¡El más moderno!, ¡el más grande!, ¡el primero con UCI pediátrica!, ¡el que aliviará las listas de espera!… Vaya, que con tanta foto pareciera que los problemas de la sanidad que tenemos que afrontar los aragoneses los vaya a arreglar, a cambio de nada, una empresa privada en vez del Gobierno aragonés. Aunque claro, viendo las querencias del Partido Popular con el Grupo Quirón en otras comunidades autónomas como Madrid, tampoco son de extrañar semejantes amores aquí.

Pero no nos engañemos, las fotos del Sr. Azcón y la Sra. Chueca inaugurando hospitales privados –como si se tratasen de obras de mejora para toda la ciudadanía en los hospitales públicos– no nos han salido gratis, sino que, de momento, a la ciudadanía zaragozana ya nos han costado la obscena friolera de 2,6 millones de euros, que es lo que el ayuntamiento ha pagado de las arcas municipales para la construcción y el saneamiento del vial que da acceso al hospital. Es decir, que pese a que la asistencia sanitaria que vende Quirón va a ser para quienes puedan costeársela, parte de las infraestructuras se la subvencionamos entre todos.

Mientras, la Sanidad pública sigue con los mismos problemas; sólo hay que echar un vistazo a nuestros barrios para comprobar como uno de los verdaderos bastiones de nuestro sistema de bienestar como es la Atención Primaria (el médico de cabecera de toda la vida) sigue desatendida, con una media en Zaragoza de seis días para poder acudir a una primera consulta presencial en el Centro de Salud, y más de una semana para una cita telefónica. Y es que hay que tener en cuenta que, aunque aliviar las listas de espera de los médicos especialistas sea indispensable –es una barbaridad que, según los datos oficiales, la media para una primera visita en consultas externas ronde los cuatro meses, superando los siete meses en especialidades como Traumatología–, lo cierto es que muchas de ellas podrían evitarse con una mejora en la atención primaria que garantizara el seguimiento continuo, el trato personal con el paciente, cercano en el tiempo al inicio de la enfermedad y, por tanto, evitara el agravamiento de los cuadros clínicos. Otro tanto con las listas de espera quirúrgicas, donde las demoras siguen siendo insoportables –y si no que se lo digan a los dos mil aragoneses que llevan más de seis meses en lista de espera para operarse en Traumatología o en Oftalmología, o a las mil personas que esperan desde hace más de medio año para una cirugía digestiva o de otorrino–.

Como toda respuesta a este problema, el gobierno de Azcón vende sus supuestas políticas de mejora sanitaria aumentando los conciertos con la sanidad privada y gastando dinero público en construir hospitales privados ya que, en realidad, en esto consiste su estrategia: en forzarnos, a pura necesidad, a suscribir seguros privados de salud para disminuir las listas de espera.

No obstante, tampoco quiero llamar a engaños, pues es cierto que no todas las competencias sanitarias recaen en la Comunidad Autónoma, teniendo parte de culpa el Gobierno central: a fin de cuentas, suyas son las decisiones sobre el número de médicos especialistas que se forman en España, o quien permite que queden plazas MIR sin cobertura; o de las Universidades, que con autonomía son quienes deciden cuántas plazas ofertan para estudiar el Grado de Medicina, cuando habría mucho más alumnado que se matricularía y, por tanto, más médicos egresados.

Vaya, que está claro que el problema de la Sanidad pública no se soluciona sólo desde una comunidad autónoma, pero lo que también está claro es que gastarse el dinero de toda la ciudadanía (nada menos que 2,6 millones, en este caso) en potenciar la entrada de empresas sanitarias privadas, que luego sólo atienden a quienes pueden pagarlo, y dejar la reducción de las listas de espera a que no nos quede otra que suscribir un seguro de salud, no es solución alguna; porque es una pena que el Sr. Azcón no vea La Revuelta, para escuchar cómo Noah Higón explicaba la semana pasada cómo se puede sobrevivir con siete enfermedades raras gracias a la Sanidad pública. Eso no se lo va a solucionar su Quirón. Señor Azcón: presente de una vez los Presupuestos de Aragón para dotar a la Sanidad de todos, y deje de hacerse fotos en la privada.

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