Opinión | CAMBIO DE CHIP
Europa, ¿y ahora qué hacemos con DeepSeek?
Esta semana he devorado la primera temporada de Revolución IA: El Levantamiento. La serie arranca con un golpe de efecto: el primer episodio se sitúa en España, un movimiento inesperado que despista al espectador y aporta un toque de exotismo a la narrativa. Nada menos que el mismísimo presidente del Gobierno aparecía en pantalla anunciando con solemnidad la creación de Alia, un modelo estatal de inteligencia artificial basado en lenguaje. Que si es imprescindible fomentar el papel del español en estos modelos, que si la soberanía digital... y por supuesto, un ambicioso plan de 150 millones de euros de respaldo para fomentar la adopción de la inteligencia artificial en las empresas españolas e incrementar su competitividad. Así que yo pensaba que la serie iría del día a día en la ejecución de esos fondos, con los funcionarios como locos redactando nuevas convocatorias de ayudas y las empresas sorteando toda clase de obstáculos para acceder a ellas. Nada más lejos de la realidad, este capítulo era para despistar.
Cuando terminé me quedó claro que esto de la IA debe de ser importante, porque es la primera vez que veo a los políticos tan interesados en la tecnología. ¿150 millones? Pues igual esto va en serio. No podía esperar, siguiente capítulo, por favor. El segundo capítulo fue puro blockbuster. La escena inicial seguía un paralelismo perfecto con el anterior, pero esta vez, en la Casa Blanca. Mirando de forma desafiante a la cámara, estaba el presidente de Estados Unidos, flanqueado por tres titanes de la industria tecnológica: Open AI, Softbank y Oracle. En un alarde de superioridad y patriotismo, anunciaban una inversión de 500.000 millones de dólares para crear una nueva empresa que construirá la infraestructura necesaria para asegurar que Estados Unidos se mantenga por delante de China en la carrera tecnológica al tiempo que reindustrializan el país. Si el primer capítulo planteaba una apuesta, éste la multiplicaba por tres mil. Sin embargo, lo mejor estaba aún por llegar.
Justo cuando pensábamos que en Silicon Valley lo tenían todo bajo control, ¡zas! China contraataca. Apenas unos días después del anuncio multimillonario de los líderes estadounidenses, un gigante tecnológico chino lanzaba DeepSeek, un nuevo modelo de inteligencia artificial que competía en la misma liga que los americanos ChatGPT, Llama o Gemini. El modelo había sido entrenado con apenas un 5-10% del presupuesto de sus competidores. Más impactante aún fue cuando sus creadores afirmaron, no exentos de insolencia, que el modelo podía funcionar en ordenadores «modestos», sin necesidad de usar los superchips de Nvidia, esos que los americanos no les dejaban comprar, ni toda la parafernalia esa de los centros de datos que iban a construir. Y como ya se imaginaban por dónde contraatacarían los americanos, añadieron que el código era software abierto, para que cualquiera pudiera examinarlo, mejorarlo y por supuesto reutilizarlo sin restricciones. Por si alguien tenía sospechas sobre la transparencia y esas cosas.
El terremoto fue instantáneo en los mercados financieros, siendo Nvidia la mayor víctima al protagonizar la mayor caída bursátil de un valor en toda la historia: casi 600.000 millones de dólares en un sólo día. Mientras el caos seguía avanzando en las bolsas golpeando a empresas tecnológicas e incluso energéticas yo me preguntaba qué más podía pasar. Entonces, en la última escena aparece un reducido grupo de directivos de OpenAI acompañados por una legión de abogados. «Si lo hicieron con nuestros datos, lo pagarán caro» concluía determinado uno de ellos. Y ya está, fin de la temporada.
Este giro al techno-thriller tiene locos a los fans, que no han parado de imaginar posibles contenidos para la siguiente temporada. Algunos ven un futuro distópico en el que se reorganiza el poder mundial con China llevando la batuta. Otros, dicen que no es para tanto. Que lo lógico es pensar que una tecnología más barata se democratiza, fomentando la innovación y la igualdad al no haber limitaciones en qué potencias pueden beneficiarse de ella.
A mí lo que me gustaría es que en la siguiente temporada despertase Europa y se desvelase que lleva años incubando un ecosistema innovador supersecreto y competitivo para hacer frente a la competencia tecnológica que tenemos a este y oeste de nuestras fronteras. De momento han sacado en redes un avance de temporada en el que salía Von der Leyen anunciando un plan de fomento de la competitividad en Europa, con las startups y scale ups en el centro y todas esas cosas. Veremos si era sólo para despistar o el preludio de un nuevo giro de guion. Ojalá.
(*) Alicia Asín es CEO de Libelium y autora del libro 'Toma el Control de tus Datos’
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