Opinión | LA GUINDILLA

Esas pequeñas cosas

Es comprensible que un presidente de gobierno se reúna con representantes de grandes empresas que invierten o quieren invertir en nuestra comunidad, para remover los obstáculos que puedan dificultar sus proyectos.

También es comprensible que el Gobierno de la comunidad habilite vías especiales que agilicen los procedimientos, para apoyar estas inversiones y declararlas «de interés autonómico» para que puedan llevarse a cabo lo antes posible.

Son los grandes temas que, además, acaparan portadas en los medios y motivan comparecencias de las autoridades satisfechas con su gestión.

Pero, digo yo, ¿no se podrían habilitar también vías especiales para agilizar los procedimientos en el caso de personas o familias en situaciones de grave necesidad?

Hace pocos días la prensa publicaba el caso de una persona con necesidades de apoyo permanente y continuado para todas las actividades básicas de su vida diaria: moverse, comer, asearse..., para todo. Es lo que significa ser dependiente de Grado III o Gran Dependiente. Así lo había reconocido la propia Administración. Esta persona, que estaba ingresada en un centro hospitalario, iba a ser dada de alta. Sus padres, nonagenarios, no estaban en condiciones de procurarle los apoyos que necesitaba, ni tenían recursos para pagar quien lo hiciera.

El procedimiento fue, en este caso, el ordinario: nueve meses de tramitación (noviembre 2023 a agosto 2024), cinco meses más «en el limbo», es decir, desde que se reconoció su situación de Gran Dependiente y su derecho a una plaza residencial, esperando esa plaza residencial (de agosto 2024 a enero 2025). En total, 14 meses. Y podría haber sido aún mas tiempo, no sabemos cuánto. Pero, afortunadamente, se habilitó un procedimiento especial y, en menos de un día, apenas en unas horas, se le proporcionó esa plaza residencial.

El motivo no fue otro que la aparición en los medios, con imágenes de la persona afectada y de sus padres. Lo que hasta entonces era una falta de respuesta, una espera en un limbo, un número de expediente esperando que le llegase su turno (que vete a saber cuándo sería), se convirtió en un caso con nombre y apellidos, con un rostro, con una familia, con una situación desesperante. Y, entonces, gracias a los medios de comunicación, se habilitó un procedimiento especial.

Existen muchos casos como ese, muchas situaciones en las que personas y familias viven momentos de desesperación, sin saber qué hacer. En la lista de espera «real» de la dependencia, hay varios miles en nuestra comunidad. Otros muchos casos también requieren respuestas ágiles y eficaces por parte de la Administración, y no siempre las tienen, como las familias que no pueden comer carne o pescado al menos dos veces a la semana, que no pueden mantener su casa en temperatura adecuada, que no pueden asumir gastos imprevistos...

Comprendo que el presidente de la comunidad no pueda reunirse con cada una de ellas. Comprendo que cada uno de esos casos no pueda ser analizado en un Consejo de Gobierno y declarado «de interés autonómico» para agilizar los procedimientos. Comprendo que no motiven comparecencias o ruedas de prensa de las autoridades.

Frente a los grandes temas, son esas pequeñas cosas, pero para quienes las viven o las sufren son mucho más importantes que cualquier anuncio de una inversión milmillonaria, una gigafactoría o una docena de centros de datos.

Si no tienen respuesta por parte de la Administración, los ciudadanos y ciudadanas se sienten abandonados, marginados, olvidados. Y una consecuencia puede ser la desafección, dejar de sentir lo público como algo de su interés, perder la confianza en las instituciones. Perder la confianza en el propio Sistema.

Por eso, aunque sólo sea por eso, los gobiernos –central, autonómico y local–, sus máximos responsables, deberían ocuparse con más frecuencia de esas pequeñas cosas que tanto afectan a la gente. Aliviarían muchísimo sufrimiento y, de paso, ganarían credibilidad. Estaría bien que a esos temas se dedicase la importancia que merecen en los presupuestos y que se habiliten vías específicas para agilizar procedimientos. Estaría muy bien que merezcan un papel más relevante en las comparecencias y ruedas de prensa de nuestras autoridades.

Y está muy bien que, de vez en cuando, los medios de comunicación se hagan eco de ellos con la importancia que tienen. Porque está visto que, hoy por hoy, son los medios la única vía que tienen esas pequeñas cosas para ser «de interés autonómico» y habilitar vías especiales para agilizar los procedimientos.

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