Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Política y psiquiatría

Las contradicciones de Donald Trump pueden obedecer a dos cosas: a que sus asesores hayan amueblado mal su cabeza o a que esté rematadamente mal de la misma.

Yo me inclinaría por esta segunda hipótesis, y a las pruebas me remito.

Desde hace una década –más o menos el tiempo que lleva en política–, el actual presidente de los Estados Unidos de América ha dado muestras de no estar en su sano juicio. Su manera de tratar a todo el mundo, comenzando por sus subordinados y concluyendo por otros presidentes de gobierno, es la de un déspota. Su grandilocuente lenguaje y su confianza en sí mismo, de un narcisista. Su obsesión con/contra sus rivales, la de un psicópata hipersensibilizado frente a la competencia (cualquier oposición, y de cualquier modo manifestada, debe ser aniquilada). En esta línea, su negativa a perder, a ceder, serían las de un intransigente soberbio. Su trato con las mujeres, el de un grosero machista. Su desprecio a latinos, asiáticos y africanos, el de un supremacista. Su pasión por el dinero, la de un enfermo de avaricia. Su falta de empatía con las víctimas de desahucios, crímenes, éxodos, genocidios o cualquier injusticia que no coincida con su doctrina moral revela malignidad y crueldad. Su indiferencia hacia los débiles, hacia los que sufren, pasan hambre o sed, es la de un insensible egoísta. Ególatra, tiránico, mentiroso, manipulador... Su perfil es el de un dictador... loco.

¿Habría pasado, de exigírselo el sistema, un examen psiquiátrico? Estoy convencido de que no. Y, aunque ahora ya sea tarde, no estaría de más que alguna voz en esos USA acogotados por el miedo se elevase para reclamar que este individuo sea sometido a un escrutinio mental por un equipo de profesionales.

No sólo él. También deberían someterse a esa clase de pruebas otros manifiestos tarados como Putin, Maduro, Ortega, Netanyahu, Milei, Lukashenko y una larga serie de presidentes cuyos pueblos se ven obligados a soportar regímenes antidemocráticos basados en su capricho personal, en enfermizos egos que todo lo corrompen, pues en el interior de tan oscuros líderes no hay sino depósitos de corrupción ética y rencor.

Para colmo, se clonan.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents