Opinión | SEDIMENTOS

Compromiso

El Compromiso, así con mayúscula, evoca en Aragón un hermoso recuerdo: el Compromiso de Caspe. Toda una lección de pacifismo y democracia de gran importancia histórica, cuando, en pleno medioevo, se reunían los compromisarios representantes de los reinos de Aragón, Valencia y principado de Cataluña para elegir al sucesor de Martín I el Humano, muerto sin descendencia. A comienzos de un lejano siglo XV, los principios de legitimidad jurídica se anteponían a los designios e intereses de los poderes fácticos, algo realmente extraordinario, entonces y hoy.

Ese es, precisamente, el hito histórico que desea evocar la recreación de la Coronación en La Seo de Fernando I de Antequera como rey de la Corona de Aragón, evento que recientemente tenía lugar, merced al entendimiento y colaboración institucional, en un acto retransmitido por voces como las de Anabel Lapeña y Ana Segura, en el marco del Día de la radio.

No se puede concebir la evolución de España ni la de Europa sin Aragón, pero hoy los intereses de nuestra comunidad parecen sufrir cierta desconsideración y agravios frente a otros vecinos con mayor peso político. Aragón dispone de una orografía ciertamente hermosa, muy atractiva y apreciada por nuestros visitantes, pero que requiere fuertes inversiones en infraestructuras y comunicaciones, tradicionalmente postergadas, en gran parte por la despoblación de esta Tierra, fuente endémica de flaqueza. El panorama, sin duda, sería mucho más penoso sin la plena colaboración de todas los poderes públicos, trabajando unidos por un mismo fin, en beneficio de todos y cada uno de los ciudadanos. Algo que a primera vista parece imposible, pero basta una ojeada a ese bendito año de 1412 para comprobar hasta qué punto tal objetivo es factible. Diálogo, respeto y colaboración, siempre bajo el marco jurídico que nos hemos dado.

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