El periodismo y la democracia

¿Hasta cuándo y hasta qué punto está dispuesto Mazón a seguir mintiendo, a manipular, a negar lo que ya sabe todo el mundo? ¿Hasta cuándo y hasta qué punto está dispuesto Feijóo a seguir apoyando a semejante sujeto? Esta semana, convencido de que el resto del mundo somos gilipollas, ha intentado colarnos unos audios cortados, editados, descaradamente manipulados que parecían decir lo contrario de lo que dijeron. Se han hecho públicos los audios íntegros y voilà: Mazón quedó como lo que es, un mentiroso compulsivo capaz de todo para negar lo evidente. Su irresponsabilidad y su demostrada incapacidad para ejercer el cargo que, 224 muertos y tres desaparecidos después, están fuera de toda duda. Tiene en marcha una máquina para mentir, escribir bulos, reinscribir la historia y adjudicar responsabilidades a otros. Es el estilo PP, da igual que sea el atentado de Atocha, la guerra de Irak, el Prestige o la DANA. Todavía Aznar no ha pedido perdón y Rajoy defiende su modelo de gestión del chapapote. Son sólo ejemplos. Con cientos de millones de dinero público inyectados en mediocres medios de comunicación y otros pseudomedios, todo un ejército de gentes sin moral ni ética periodística alguna hacen de altavoces sembrando dudas y negando lo evidente. Hace poco, por casualidad, se movió el dial de mi aparato de radio y escuché una emisora desconocida que evidentemente nunca sigo deliberadamente. A los dos minutos estaba alarmado y escandalizado de lo que estaba oyendo afirmar a los tertulianos vociferantes, cómplices a sueldo, ejecutores de la estrategia diseñada por Mazón y los de la calle Génova. Son especialistas en proyectar sobre los adversarios sus propios errores, en acusar a los otros de prácticas en las que ellos son redomados y expertos maestros. Más que nunca necesitamos periodistas honestos. Más que nunca son necesarios medios de comunicación que proporcionen información con profesionalidad. Sin un periodismo profesional, honrado, del que nos podamos fiar, la democracia sencillamente no es posible. No sólo es el cuarto poder. Es la condición de posibilidad de una democracia.

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