Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Israel

La actualidad del conflicto de Oriente Próximo entre árabes e israelíes, con los palestinos como principales protagonistas —o víctimas—, tuvo, como todos los procesos históricos, origen y desarrollo.

Ilan Pappé, escritor e historiador hebreo residente en Inglaterra (en su tierra natal, Jerusalén, no lo estiman demasiado; más bien, lo consideran un traidor) se ha esforzado por explicar esa raíz, hundiéndose en ella hasta sus más oscuras ramificaciones y deduciendo de sus causas las dramáticas consecuencias actuales. Su argumentación se expone resumidamente en un breve ensayo cuyas páginas nos remontan al siglo XIX, rastreándose en sus últimas décadas los primeros indicios de lo que en los siglos XX y XXI iba a ocurrir. Este didáctico ejercicio de Pappé se titula Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina, y ha sido editado por un sello, Capitán Swing, comprometido con aquellas causas que sufren acoso, abuso de poder o —como en el caso de Cisjordania y Gaza—, genocidio.

Para una correcta y escalonada comprensión del conflicto, aconseja Pappé recordar que los actuales territorios en disputa pertenecieron en su día al imperio otomano. Su decadencia coincidiría con las primeras asociaciones o ligas de judíos que, desde Europa (Viena, sobre todo) y Estados Unidos (Nueva York) comenzaban a dar forma al sueño de regresar a la tierra prometida, fundando en Jerusalén y en la antigua Judea un nuevo Estado. Dichas comunidades hebreas encontraron un eficaz aliado en Gran Bretaña, una de las potencias más beneficiadas con el desmembramiento del imperio otomano. Tras la I Guerra Mundial, la Declaración Balfour vino a reconocer los derechos de asentamiento de los israelíes en el exilio, estableciendo en Palestina un Mandato bajo gobierno inglés. Vendría después, al terminar la II Gran Guerra, el reconocimiento del nuevo Estado de Israel, favorecido por las simpatías despertadas hacia el pueblo hebreo tras sufrir el Holocausto. La llegada masiva de judíos a la tierra de Abraham supondría un nuevo retroceso territorial de los palestinos, quienes seguirían viendo reducirse progresivamente sus territorios, mientras Israel, convertida en una potencia militar, ampliaba los suyos en ataques a Egipto, Líbano, Siria...

Sin paso atrás posible, las huestes de Netanyahu libran hoy una nueva guerra de conquista y ocupación. ¿Una más o la definitiva?

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