Opinión | TERCERA PÁGINA

Arturo Sancho

Si quieres la paz, no prepares la guerra, prepara la palabra

La industria de defensa nos hace cómplices de la violencia y el sufrimiento de la población civil, que constituye el 90% de las víctimas en los conflictos

El Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y el de España durante los dos últimos años han trabajado en silencio un hub de Defensa en Aragón para impulsar el ecosistema del sector militar de carácter público-privado. Aunque la ciudad no tiene competencias en materia de política industrial de defensa, sin debate en órganos del ayuntamiento, ni consulta ciudadana, ni tan siquiera información en el Consejo de Ciudad, la alcaldesa viajó a Madrid en diciembre para su presentación, encargando sólo unos días después a los «embajadores» de la ciudad que vendan el proyecto en el exterior.

El proyecto está siendo objeto de una intensa propaganda bajo el pretexto del empleo, desarrollo económico e incertidumbre geopolítica. Sin embargo, más de 50 organizaciones sociales firmamos el manifiesto Aragón por la paz: ni industria ni objetivo militar. Razones éticas, humanitarias, sociales, ambientales y democráticas lo exigen. Esta industria nos hace cómplices de la violencia y el sufrimiento de la población civil, que constituye el 90% de las víctimas de las guerras (actualmente hay 56). En 2025 se calcula que los conflictos harán que 305 millones de personas necesiten ayuda humanitaria. El comodín del empleo esconde el lucro de unos pocos cuyas acciones en empresas de armas cotizan al alza en las bolsas; la gente del común financiaremos, durante generaciones, esos 500.000 millones de euros que han decidido gastar en defensa en la UE. Un festín para las multinacionales y fondos de inversión que se financiará modificando reglas fiscales y emitiendo eurobonos. La factura la pagaremos con impuestos y recortes en gastos sociales. El secretario general de la OTAN ya señaló el camino: «Gastar más en defensa significa gastar menos en otras prioridades». Además, la carrera armamentística perjudica el medio ambiente por las emisiones de gases, restos tóxicos y el daño directo a entornos naturales.

Agitando el miedo como única opción ante los nuevos desafíos geopolíticos, y el adagio si vis pacem para bellum, en lugar del de si vis pacem, para verbum (si quieres la paz, prepara la palabra), nuestra ciudad se aleja del compromiso histórico a favor de la paz por el que fue reconocida, en 1999, por la Unesco. El 30 de mayo de 2024, todos los grupos municipales, incluido el del PP, aprobaron por unanimidad una moción en favor de la paz, frente a las guerras y sus consecuencias y la apuesta por el abandono de la vía militar, optando por la vía del diálogo, la negociación y la paz para abordar los conflictos. ¿En qué momento nuestros gobernantes han decidido apartarse de la senda de la paz y convertir a Zaragoza en un territorio hostil y amenaza para la humanidad?

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