Opinión | EL ÁNGULO
La salvación de Mazón
La salida personal del presidente valenciano entre tanto dolor se hace imposible, el escenario tras la tragedia deja poco margen a la frivolidad
El presidente valenciano lleva cuatro meses empeñado, como en la canción de Arde Bogotá, en encontrar una salida, primero política, y ahora, además judicial. Su salida personal entre tanto dolor, el de los afectados, fallecidos en el mayor desastre climático de la historia reciente de este país, se hace imposible porque el escenario tras la tragedia deja poco margen a la frivolidad.
Intentar utilizar sus antiguos ademanes de cantante melódico, con su duro Marengo, perfecto cover de los triunfos de Julio Iglesias, no le van a servir para ganarse la opinión ni de los más afines.
Ciento veinte días sin contar dónde estaba en esas horas cruciales en las que se esperaba la alarma, y las mil quinientas versiones dadas sobre el lugar, la hora, la cobertura telefónica o la compañía disparan todas las teorías conspirativas, mucho más desquiciadas de lo que será la verdad. Porque tardará más o menos pero conoceremos lo que sucedió, que justificó su ausencia en el momento más importante de su trayectoria política. Unas horas en las que su vida cambió para siempre, aunque parece todavía resistirse a ello. Las mismas horas en las que se ahogaron la mayoría de los afectados por la dana, según consta en el sumario judicial. ¿Qué puedes contar a la ciudadanía, mejor que el silencio, si te quieres salvar políticamente? Él y su partido saben la respuesta, la misma nada en que quedó convertida toda L’Horta Sud después de las inundaciones y de la falta de previsión de los responsables. Ya pueden poner generales de parapeto, ya pueden dirigir sus invectivas a la comisaria europea Ribera, al presidente de España, inculpar a sus ya exconsejeras del Gobierno valenciano, que su final político está cerca. Será por fuego amigo como hemos visto tantas veces, no solo en el PP, si es necesario. Ya hay periodistas conocidos que se manejan en esa órbita que dicen sin decir, amenazan con saber y con que el partido sabe.
La sustitución dentro del Partido Popular valenciano es difícil, porque quién quiere ponerse al frente no solo de la reconstrucción sino todavía de la gestión del duelo. Se ha invisibilizado a las víctimas en los reconocimientos y en la atención a pie de calle, porque él mismo frente a los que se manifiestan los valencianos pidiendo su dimisión no puede erigirse en su representante y su voz. Feijóo parece estar en el a veces tú, a veces yo, reñimos por tener razón, del cantante Iglesias. No hay banda sonora más acertada para este culebrón. Unas veces apoya, otras no y parece decidido a dejarle caer después de las últimas mentiras, con retraso y después de unas cuantas insinuaciones. Alargar la agonía no será la salvación, y lo sabe.
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