Opinión

Zaragoza

Otro tren para el futuro Portillo

El proyecto de urbanización presentado esta semana y valorado en casi 34 millones de euros abre la puerta a un futuro que deja muchas lecciones en esta cicatriz urbana

Suelos de la antigua estación del Portillo, entre Delicias y el centro de Zaragoza.

Suelos de la antigua estación del Portillo, entre Delicias y el centro de Zaragoza. / Iván Anadón

El Portillo siempre nos ha enseñado que hay trenes que nunca hay que dejar pasar. Ahora va a renacer de sus cenizas para pone rumbo hacia una nueva vida alejada de la cicatriz urbana que es hoy en Zaragoza, una de las más importantes que sigue teniendo la ciudad, y más próxima a un entorno revalorizado y rodeado de vivienda de lujo. Se ha entregado el proyecto de reurbanización y costará 34 millones convertir este vacío urbano en una de las zonas verdes más grandes del entorno, con usos lúdicos, terciarios y residenciales, y vida, mucha vida ciudadana donde hoy reina el hormigón, la tierra y muchos recuerdos de lo que fue un día. El Portillo merecía esa otra cara. Por su historia, su ubicación y el valor añadido que aporta. El precio no debería ser nunca un problema cuando el beneficio es tan grande. 

Es curioso cómo a veces la acción política es capaz de transformar, cuando todas las fuerzas se alinean y reman en la misma dirección. Su futuro es paradigma de cómo el abandono puede durar eternamente cuando nadie apuesta por algo, sea lo que sea, y de cómo sacarlo del cajón del olvido siempre da buenos resultados. Y no se mira con lupa el precio, solo su finalidad. Otro ejemplo claro de esto mismo es la antigua Escuela de Artes y Oficios de la plaza de los Sitios, que ya está listo para renacer porque la DGA ha apostado por ella como antes hizo con la Torre del Agua, el viejo Tribunal de Menores de Lagasca o el pabellón de Aragón en la Expo. A ver si se acuerdan también del antiguo teatro Fleta...

Pero volviendo al viejo Portillo, su historia es también la de una suma de esfuerzos de gobiernos de distinto color, en la plaza del Pilar, el edificio Pignatelli y en Madrid. El PSOE, el PP, Zaragoza en Común, Chunta... todos han puesto su granito de arena en los últimos años por sacar adelante este enclave. La frontera entre el centro de Zaragoza y Delicias parecía abandonada a su suerte durante casi dos décadas porque las deudas ahogaron a la sociedad que la gestionaba, llamada Zaragoza Alta Velocidad, esa herramienta que se creó con la llegada del AVE a la ciudad y que se apoyó en la construcción de vivienda como fórmula de financiación de sus proyectos, entre ellos esta reconversión. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria le llevó a descarrilar. Una «deuda criminal» que no se tenía que pagar, decía ZeC cuando se encontró con este pastel. Qué ilusos. El ayuntamiento y la DGA la han pagado escrupulosamente y a un coste muy alto. Al menos ese tren ya se marchado del futuro Portillo.

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