El desvelamiento

El huracán Trump II es, además de cambio de paradigma, un desvelamiento. Los griegos lo llamaban alétheia: la caída del velo que propicia la aparición de la verdad. Lo cierto es que, bajo el velo retórico de «democracia y derechos humanos», EE.UU. venía perpetrando una expansión colonialista e imperialista (o sea, racista). El Tío Sam no suele mover ficha en el tablero internacional sin sacar tajada, ni se detiene ante la más flagrante violencia cuando hay que defender su statu quo y el de sus verdaderos aliados. Biden, esa abuelita woke, invirtió a futuro en Ucrania y permitió/financió el genocidio de Gaza, aunque a veces le soltara alguna collejilla dialéctica al carnicero hebreo.

Lo que ha hecho Trump es mostrar en toda su crudeza y obscenidad estos comportamientos imperiales y dejarse de la retórica compensatoria y supuestamente solidaria. A la gente corriente que quiere representar el nuevo presidente le sobran diplomacias, justificaciones y agencias de ayuda internacional. Gaza será un resort con efigies áureas de un emperador que comparte daiquiris con el verdugo en la hamaca contigua mientras Ucrania se convierte en un suministrador de tierras raras. El mundo es un negocio potencial para hacer grande América. También nuestro viejo continente. Desde hace décadas USA, esa gente guerrera de Marte, ha pretendido dejar noqueada a la venusiana y perezosa Europa, pero nadie se atrevía a desvelarlo.

Su estrategia ha sido hacernos dependientes, vía OTAN, de un poderío militar que les permitía ventajas económicas y dejarnos los marrones: Irak, Afganistán, Siria… Lo de Ucrania es clarividente, porque de todo este lío hay dos beneficiarios, Putin y Trump (los que ahora negocian la paz), y un gran pagano, la UE. Hemos abonado la mayor factura bélica y un gas (americano) más caro que el primigenio ruso, nos quedamos sin los principales beneficios de la reconstrucción y con la amenaza putiniana reafirmada por Trump. Desde luego como negociantes los europeos somos unos linces…

Al menos se ha desvelado la verdad y la UE está a tiempo de tomar nuevo rumbo como entidad adulta e independiente, conocedora de que USA, como China y Rusia, son los contrincantes. La estrategia trumpista la reveló él mismo (hay que interpretar sus palabras oraculares dándoles la vuelta): joder a Europa. Es decir, quebrar el poder unitario de la Unión Europea a través de caballos de Troya ultraderechistas que la conviertan en un puzzle de nacionalismos sumisos. Al menos ahora sabemos a qué atenernos. Que los dioses de la Guerra y del Comercio nos protejan.

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