Opinión

Aragón cambia de rumbo

La inteligencia artificial, la guerra en Ucrania y el auge de las energías renovables obligan a la comunidad a trazar un plan estratégico adaptado a un contexto internacional incierto

Trump advierte que "no tolerará por mucho tiempo" las posiciones de Zelenski sobre la paz

Trump advierte que "no tolerará por mucho tiempo" las posiciones de Zelenski sobre la paz

Aragón parece haber entrado con paso firme en un siglo XXI sometido a un estrés continuo por la sucesión imparable de unos acontecimientos que no dan tregua. En estos 25 años, la comunidad ha logrado apuntalar su capacidad para impulsar el diálogo y buscar consensos, ha afianzado su reputación en lo económico y ha apuntalado una estabilidad institucional que es fiel reflejo de una sociedad avanzada y moderna. Sin embargo, conviene no bajar la guardia porque la delgada línea que separa el éxito del fracaso dependerá de su capacidad de adaptación a una realidad que presenta cada vez más aristas y turbulencias y que está salpicada por acontecimientos inesperados. 

En los últimos cinco años han sido varios los hitos que han apremiado al mundo a cambiar de rumbo y le han llevado a navegar entre la supervivencia y la conquista de nuevos horizontes. La pandemia del coronavirus obligó a alinear esfuerzos, recursos y estrategias a escala global para superar una de las principales crisis sanitarias de las últimas décadas. La guerra en Ucrania volvió a ser una prueba de fuego para Europa, puso en cuestión la estrategia energética y de defensa de todo un continente y encendió unas alarmas que hoy resuenan con fuerza tras la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos. 

La vieja Europa, en definitiva, se ha dado cuenta de que necesita un ‘reset’, una reconfiguración, una nueva hoja de ruta si quiere seguir siendo la que un día fue. El covid y la guerra en Ucrania le han demostrado que es necesario repensar Europa para seguir siendo fuerte a través de una unidad que también se tambalea. Estos dos episodios certifican que el viejo continente no se había preparado para lo que estaba por llegar. El estado de bienestar europeo, la dependencia energética de Rusia, el avance de la ultraderecha y la debilidad demostrada en defensa y en materia tecnológica respecto a Estados Unidos y China son asuntos inaplazables.

Los 25 Estados de la UE aprobaron esta semana un histórico plan de Defensa para rearmar Europa, que incluye flexibilizar las reglas fiscales y facilitar 150.000 millones en préstamos. Hace solo unos días, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen anunciaba 200.000 millones de inversión para impulsar la inteligencia artificial. En los últimos años, la energía también ha sido un foco prioritario y ahora esos tres factores (energía, defensa y tecnología) se han convertido en estratégicos en un contexto global en el que el regreso de Trump al poder obliga a Europa a cambiar el paso.

Los centros de datos, el despliegue de renovables y el ‘hub’ de defensa responden a un cambio de paradigma en Europa que no tiene vuelta atrás

Aragón emerge en este escenario como una de las regiones europeas que tiene mucho que aportar si sabe posicionarse y planificar su propia hoja de ruta. La comunidad va camino de convertirse en un hub tecnológico de primer nivel en el sur de Europa. Los casi 40.000 millones invertidos por las multinacionales en centros de datos en el territorio aragonés han de servir para posicionar a Aragón como referente en tecnología e inteligencia artificial, un nicho de futuro todavía por explorar que exige la participación de empresas, universidades, instituciones y toda la sociedad. No aprovechar esa oportunidad sería un error imperdonable.

La energía es el segundo vector que puede proyectar a Aragón. La apuesta por las renovables (ya producen el 87% de la energía en la comunidad) resulta clave a tenor de lo que le ha sucedido a Alemania y a una buena parte del continente europeo durante la guerra en Ucrania. Este recurso cotiza al alza y resulta más estratégico que nunca para tener autonomía y mejorar la competitividad del tejido empresarial.

El tercer factor que cobra relevancia es la industria de defensa. El gasto del Estado español pasará de los 19.000 millones actuales a los 36.000 con los que Sánchez se ha comprometido con Europa antes de 2029. Aragón tiene previsto el lanzamiento de un hub logístico e industrial de Defensa con el que aprovechará sus infraestructuras, su potencial empresarial y su ubicación en un contexto en el que, por desgracia, las grandes potencias llaman al rearme. Descuidar este flanco puede representar una seria amenaza. 

La comunidad, en definitiva, ha iniciado un cambio de rumbo, cuyo resultado dependerá de su capacidad para adaptar sus recursos naturales, humanos y materiales a una realidad que de la que nadie puede ser ajeno. 

Tracking Pixel Contents