Opinión

Política basura

Hay al menos dos formas de hacer política: la útil y la inútil, la que está al servicio del bien común y la que está al servicio exclusivo de sus actores, la que soluciona –o lo intenta– los problemas de la ciudadanía y la política basura diseñada en beneficio de los de siempre.

En Europa, en el mundo realmente, se sufre la política basura de Trump de la que no somos capaces de prever su próxima excentricidad y de cómo nos afectará. Tampoco imaginábamos que sería EEUU quien provocase una crisis de identidad y de viabilidad de la OTAN y como consecuencia lógica, el sentido que tienen sus numerosas bases militares en suelo europeo. «OTAN no, bases fuera» podía ser el nuevo lema del dúo Trump/Musk, aunque solo fuera para ahorrar.

Lo de Putin también tiene su miga. Otro que, con tal de conseguir sus objetivos, es capaz de todo. En fin, que el mundo cambia cada minuto, de manera imprevisible. Y mientras tanto aquí andamos enfangados en la política basura del PP que está «orgulloso» de la gestión que hizo Díaz Ayuso en las residencias madrileñas en las que murieron 7.291 personas sin el socorro más mínimo.

Cinco años después intentan, como siempre, esparcir basura poniendo en cuestión sus propias cifras y las del INE. Hay que ver el ya famoso documental para saber de qué hablamos y ponerse en la piel de las familias y de los trabajadores que sufrieron lo que no está escrito. La política basura quiere reescribir la historia a base de mentiras, manipulaciones e intoxicaciones. Como siempre hacen.

También los del PP están «orgullosos» de Mazón, al que aplauden enfervorizados, al menos por ahora, y le encomiendan, hay que ser inconsciente o tener intereses en ello, nada menos que la reconstrucción. Seguramente estará puntualmente informando a Feijóo, minuto a minuto, por teléfono (esta vez de verdad) de las empresas –algunas relacionadas con la corrupción valenciana– beneficiarias de contratos adjudicados sin concurso público. Ah, y algún juez también colabora haciendo lo que puede, que diría Aznar. Y Ábalos también colabora, que no se me olvida.

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