Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Viaje a la poesía

Era Julio Antonio Gómez uno de esos personajes que a muchos nos habría encantado conocer. Tocado por el credo y el don de la poesía, fanático practicante de la religión de la bohemia, vivió y creó en la Zaragoza de los años cincuenta y sesenta. Su pertenencia al Grupo Niké le aportó la fraternidad y la complicidad de otros literatos que, como él, a duras penas soportaban la censura, la opresión y la grisura del franquismo. Julio Antonio Gómez viviría, soñaría y escribiría también en Tánger y en Canarias. A menudo al límite, deliberadamente en los márgenes de la sociedad, protagonizando una existencia nómada que ha dejado tras de sí un aroma a misterio y leyenda, y poemarios tan originales como el titulado: Al oeste del lago Kivú los gorilas se suicidaban en manadas numerosísimas.

El profesor y escritor Antonio Pérez Lasheras rastrea sus pistas biográficas y estéticas en un estudio incluido en el volumen de Prensas Universitarias Una mirada al horizonte, interesante gavilla de análisis literarios que el propio Pérez Lasheras ha coordinado junto con el poeta Nacho Escuín.

En sus páginas se reproduce el poema de Julio Antonio Gómez titulado Geografía, dedicado a la capital de Aragón. La primera estrofa abre así: «Zaragoza limita al norte con la Desesperación...»; la segunda: «Zaragoza limita al Sur con las arpilleras rotas de los presidios...»; la tercera: «Zaragoza limita al Este con la ira del viento...»; la cuarta: «Zaragoza limita al oeste con la indiferencia de los campanarios». Todo el poema, transido de existencialismo sartriano y de la geometría emocional de un solitario, es un canto a la resistencia del hombre frente a los barrotes invisibles del poder y la costumbre.

Una mirada al horizonte incluye asimismo un interesante trabajo de Nacho Escuín –Notas para una geografía del afuera en la poesía española contemporánea–, en la que se repasa todo un despliegue de voces poéticas, ubicadas en distintos tiempos y espacios, y en diferentes momentos o puntos de España. Geografías estéticas y geometrías sentimentales tan hermosas y variadas como su propio y dispar territorio. O como el alma, unas veces abrupta como los Pirineos, otras serena como las arenas de Fuerteventura, del inconformista Julio Antonio Gómez.

Un viaje a la poesía.

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