Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Leonardo

La milagrosa vida de Leonardo da Vinci ha sido objeto de numerosos estudios y biografías, pero seguramente ninguna tan completa como la que el sello Alfaguara acaba de traducir y publicar con el título de Vida de Leonardo y la autoría de Carlo Vecce, un profesor italiano especializado en la figura y obra del genio.

Cuyo nacimiento –será la primera de una larga serie de sorpresas contenidas en las páginas de este monumental, preclaro y entretenido estudio–, no fue en noble cuna, sino entre los claroscuros de un adulterio cometido por el padre del futuro pintor, el notario florentino Piero da Vinci. Sus amoríos con una esclava iban a implicar que ella diese a luz a Leonardo de manera secreta o clandestina, en el año de 1452. Tras arduas búsquedas, el biógrafo Vecce ha llegado a la conclusión de que Caterina –nombre de la madre– no era de origen circasiano, tan bella como ansiosa de la libertad de la que carecía. Y a la que Piero da Vinci «casaría» con un labriego, de apodo el buscarruidos, a fin de «tapar» su propio desliz.

Los primeros años de Leonardo transcurrieron entre la casita de campo de Caterina y de el buscarruidos, y la vivienda florentina de su abuelo, Antonio da Vinci. Un ya veterano mercader que, en sus tiempos mozos, había trabajado en Barcelona para la hacienda del rey Martín el Humano. Es fácil imaginar que, en Florencia, el pequeño y superdotado Leonardo abriría tamaños ojos ante la cúpula de Brunesleschi, la mole de Santa Maria de Fiore, el campanario de Giotto o la puerta de Lorenzo Ghiberti; que conocería a los libreros, hábiles en la elaboración de pergaminos y tintas, y que tal vez, con su contacto, se aficionaría a la escritura. Actividad que ya no le abandonaría el resto de su vida, pues escribir, dibujar y pintar serían sus principales actividades. Por desgracia, Leonardo apenas dejó nada escrito sobre su infancia. Su primer recuerdo –eso sí lo explicó– consistió en un milano que se posaba en su cuna y abría la cola (imagen que inspiraría una serie de curiosas reflexiones a Sigmund Freud).

Una inmersión seria y profunda en la vida del genio renacentista.

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