Opinión

La Agencia de Salud, en jaque por la política

El ruido y la batalla entre los partidos escenifica la ineficacia de la política, lo que genera una grave desafección en la sociedad

El escenario político y el enfrentamiento entre los partidos ha llegado a tal punto que hay cuestiones tan relevantes como el sistema sanitario que pueden correr peligro por una simple rabieta o un desencuentro entre las formaciones del arco parlamentario. Eso es, precisamente, lo que ocurrió ayer en el Congreso de los Diputados, donde el Partido Popular y Junts se opusieron a la aprobación de la ley que daba luz verde a la creación de la Agencia de Salud Pública, un organismo que se ideó tras la pandemia del coronavirus con el objetivo de «mejorar la salud de la población, la equidad en salud y la protección del ciudadano frente a riesgos y amenazas sanitarias».

Por inexplicable que parezca, esta norma llegaba al parlamento con la bendición del Gobierno y también de los populares, ya que, en definitiva, lo que se perseguía era reforzar las capacidades del Estado. Sin embargo, un conflicto con las enmiendas de la ley de desperdicio alimentario alteró los planes del Ministerio de Sanidad. Los votos del PP, Junts y Vox (que si había anunciado previamente su rechazo), finalmente, tumbaron la iniciativa. El proyecto de ley tuvo finalmente 176 votos en contra, 167 votos a favor y 2 abstenciones.

El fondo de la cuestión, más allá de los argumentos dados por unos u otros para justificar su postura y su voto, es que la política se ha convertido más en un problema que en el arte de solucionar los problemas de los ciudadanos. El ruido y la batalla entre los partidos vuelven a escenificar la ineficacia de la política, lo que, inevitablemente, genera una desafección en la sociedad. El debate en el Congreso de los Diputados fue muy tenso y desembocó en una bronca política en torno a otra ley, la de desperdicio alimentario, que provocó que tanto Junts como el PP pasaran del ‘sí’ al ‘no’ y, por tanto, llevó a echar por tierra el proyecto de ley del Gobierno que permitiría poner en marcha un organismo esperado desde hace quince años.

Para más inri, este bochornoso espectáculo se produce apenas unos días después de conmemorarse el quinto aniversario del confinamiento en España. Hace cinco años morían más de mil personas cada día por el covid y la Agencia de Salud Pública pretendía ser un instrumento para ser capaces de afrontar escenario similares más y mejor preparados.

Lo más probable es que la situación sea subsanable en los próximos días, pero la política y los políticos están obligados a reflexionar sobre su papel en la sociedad, que debe cimentarse en la búsqueda del bien común. La mayoría de la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados había dado luz verde a la ley para crear la Agencia de Salud Pública, a la que aspiraba Zaragoza, con el voto a favor de todos los grupos parlamentarios, salvo Vox. Tras respaldar el dictamen, el texto estaba listo para enviarse al pleno. Pero ayer, todo se fue al traste. Lamentable.

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