Opinión

Pintores zaragozanos

Los pintores zaragozanos podrían y deberían protagonizar una enciclopedia, pero hasta que ese magno y seguramente utópico proyecto editorial se materialice podemos conformarnos –y no es poco– con el volumen de Rafael Ordóñez Fernández editado (soberbiamente) por la Institución Fernando el Católico, en su colección Estudios: Pintura y pintores en Zaragoza (1983-2024).

A lo largo de sus nutridas e ilustradas ochocientas páginas se suceden los textos que el experto ha venido dedicando en las últimas décadas a muchos de los mejores pintores aragoneses. Críticas, catálogos, ensayos... Una miscelánea de escritos analíticos, ensayísticos, que se imprimen en su conjunto a modo de fondo de reflexiones y contrastes surgidos de una misma pluma enfrentada a una enorme variedad de experiencias artísticas, con la única referencia común de sus orígenes zaragozanos o su relación y vinculación con Aragón.

Ciertamente, hubo en la capital aragonesa grupos pictóricos y corrientes de entidad, como Pórtico o Azuda 40, entre otros, pero sin que, andando el tiempo y el claro dominio de aventuras y exposiciones individuales sobre las colectivas pueda hablarse en puridad de señas de identidad compartidas por los «pintores zaragozanos», a la manera en la que, tal vez, podríamos identificar más fácilmente tales etiquetas aplicándolas a los «pintores valencianos» o a los «pintores sevillanos». Ordóñez, en cualquier caso, no teorizará sobre el conjunto, sino que se ceñirá una a una a las obras que, a lo largo de las últimas décadas, tuvo ocasión de conocer, admirar, criticar o comisariar en distintos museos y salas.

Sus textos, de grata actualidad, pues muchos pintores siguen vivos, se esfuerzan por ahondar en los descubrimientos y características de cada artista y, dentro de sus obras, en las fases por las que haya ido transcurriendo su pintura. Son críticas valiosas, de estilo condensado, tirando a barroco, generosas en el elogio y puntillosas en el análisis, huyendo de cualquier apriorismo o conclusión categórica y abriendo puertas a futuras interpretaciones.

No están, como es lógico, todos los pintores zaragozanos, pero el índice de esta antología personal es lo suficientemente variado y rico como para merecer una atenta lectura

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents