Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Rosas o balas

Socialismo y pacifismo fueron una misma bandera en vísperas de la I Guerra Mundial, cuando el ideal de una humanidad fraterna capaz de convivir sin cañones ni rezos, dogmas ni cárceles, se esforzó por imponerse a los coletazos del antiguo régimen y a las revoluciones burguesas que apenas comenzaban a tallar las futuras democracias occidentales con medidas como la ampliación del sufragio al voto femenino o los rudimentos de una enseñanza obligatoria y de una sanidad universal.

Stalin, sin embargo, se encargaría de deformar el original antibelicismo socialista en una maquinaria militar, como el Ejército Rojo, más una policía política integrada por verdugos. Sartre y otros intelectuales de entreguerras volvieron espantados de Moscú, pero "picarían" con Fidel Castro, otro militar, autoritario y represor, disfrazado de intelectual antinorteamericano. Sus hijos bastardos, Maduro y Ortega, han convertido Venezuela y Nicaragua en prisiones donde la libertad está aherrojada.

Quedan, por fortuna, restos del eurocomunismo y bastiones de un socialismo europeo de tendencia socialdemócrata, donde el Estado del Bienestar ha encontrado el apoyo de un voto popular que desconfía de cualquier acción represiva o armada.

De ahí, de esa tradición antibélica, pacifista, humanista, que la izquierda española más concienciada se resista a apoyar los planes de Pedro Sánchez de remilitarizar el país, de cara a reforzar la seguridad de Europa una vez Estados Unidos se bate en retirada tanto del frente ucraniano como de la OTAN. Los conservadores estarán de acuerdo –de hecho, Azcón impulsa en Aragón una concentración industrial de fabricantes de armas– pero Izquierda Unida, Podemos, Chunta Aragonesista y otros partidos no prestarán su apoyo parlamentario, con lo que a la ministra de Defensa, si quiere agenciarse el 3% de la inversión para aumentar nuestra capacidad militar, tanto ofensiva como defensiva, no le quedará más vía que la del decreto.

Dentro del PSOE, una vez desactivados Lambán y Page, y posicionado el gobierno claramente a la derecha de Sumar, no parece vaya a haber oposición al rearme. La doble amenaza Putin-Trump les aconsejará tomar medidas de protección en pro de la seguridad del país. Sobre ese argumentario se maquillará un nuevo «pacifismo armado», a defender con balas, mejor que con rosas. Se llama también: "pragmatismo".

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