Opinión | EDITORIAL

La sanidad exige soluciones duraderas

No habrá jornada de huelga de los médicos de Atención Primaria el próximo lunes en Zaragoza. La noticia en sí es positiva, pero para llegar a un preacuerdo entre el departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón y el sindicato convocante, Cemsatse, ha sido necesaria una jornada de paros y varias reuniones durante un tenso e intenso mes de marzo que concluye sin una solución definitiva a uno de los principales problemas que sufre la sanidad aragonesa: la escasez de médicos y una gestión mejorable de los recursos sanitarios, que han de dar un servicio de calidad al paciente en los centros de salud y en las urgencias. El acuerdo, cerrado casi a última hora y al filo de la medianoche, exigirá a partir de ahora más reuniones, más cesiones y más sentido común que el exhibido hasta ahora por ambas partes. Además, evidencia la necesidad de llevar a cabo una profunda reflexión por ambas partes (Gobierno y sindicatos) antes de iniciar una nueva ronda de contactos que, esta vez sí, ha de sentar las bases para cerrar una solución duradera a los problemas que atraviesa la Atención Primaria. Por lo pronto, el acuerdo entre la DGA y Cemsatse supone la suspensión temporal del decreto anunciado por el consejero de Sanidad, José Luis Bancalero y la concesión de una prórroga de dos meses para encontrar "otro sistema de organización de la Atención Continuada".

Las lecciones que se pueden extraer de este conflictivo mes de marzo son muchas, pero la primera de ellas es la necesidad de alcanzar consensos previos a la puesta en marcha de un decreto de estas características, si bien solo uno de los sindicatos, Cemsatse, se mostró contrario a su aplicación, ya que el resto lo apoyaban (CSIF, CCOO y FTPS) y UGT se abstuvo. El segundo factor inexcusable en toda mesa de negociación es la necesidad de que el paciente y la sostenibilidad del sistema sanitario esté por encima de intereses de parte. Tan importante es que los sanitarios tengan unas buenas condiciones laborales y salariales como que estos asuman que la realidad hace necesario introducir cambios en un sistema que, a día de hoy, es ineficiente. Y la tercera es que resulta decisivo que tanto la DGA como los sindicatos se muestren proactivos en la búsqueda de soluciones que lleven al sistema a una notable mejora.

Pero más allá del conflicto, la cuestión de fondo es saber qué tipo de sistema sanitario se quiere construir en Aragón, qué recursos económicos se destinan a la sanidad pública y cuáles han de ser las prioridades, habida cuenta de que avanzamos hacia una sociedad con mayores avances técnicos y tecnológicos, pero también cada vez más envejecida y con una esperanza de vida mayor. En definitiva, el conflicto surgido con los médicos de Atención Primaria en este mes de marzo es solo la punta del iceberg de un debate que va mucho más allá. Si no se afronta con seriedad la búsqueda de soluciones al gran problema que enfrenta la sanidad, todos saldrán perdiendo. Médicos, sanitarios, pacientes, instituciones y administraciones han de realizar un esfuerzo en esta dirección porque los parches, tarde o temprano, agravan la situación.

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