Trump: vuelta a ‘La Jungla’

Rememoro el título de la novela publicada a principios del siglo XX por Upton Sinclair, una obra maestra para muchos que tuvo mucha influencia provocando incluso cambios legislativos. El autor consiguió un gran impacto social denunciando las condiciones de trabajo en la industria cárnica de Chicago, el trato a los inmigrantes, las estafas y la explotación a la que eran sometidos, el proceso por el cual el sueño americano de muchos recién llegados se convertía en un infierno, en una pesadilla que arruinaba su vida.

Con precisión de etnógrafo profesional, el novelista consiguió la atención de la clase obrera pero también la de los consumidores, destinatarios finales de los productos que vendían las grandes corporaciones, describiendo no sólo el proceso de producción sino las condiciones de vida de la mayoría de la población.

El liberalismo en estado puro, en el que la intervención del Estado ha de ser mínima y siempre mal vista, el Derecho Laboral era inexistente y los consumidores tenían poco que decir. O sea, una jungla. Con Trump volvemos a las andadas: funcionarios que son despedidos adelgazando el Estado, acabando con los programas públicos destinados a los más desfavorecidos, poniendo la economía por encima de la salud de las personas abandonando incluso los organismos internacionales destinados a proporcionar soluciones en un mundo globalizado.

El niño malcriado, encumbrado a la Casa Blanca, criminaliza a los inmigrantes, ataca la libertad de expresión, desmantela el Departamento de Educación, ataca a las universidades, despliega sus ansias imperialistas, desprecia a los tradicionales aliados y se salta el derecho internacional y los derechos humanos sin ningún pudor. Gaza será un 'resort' o un cementerio. Ucrania un botín a repartirse con su nuevo amigo Putin, otro autócrata como él. Y encuentra palmeros –las extremas derechas de todo el mundo– que apoyan sus aranceles y sus salidas de tono. Lacayos que traicionan incluso a sus países por salir en la foto. Eso es lo que hace Vox y no solo Vox. Volver a la jungla. 

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