Opinión | Sala de máquinas

Accidentes de montaña

Las frecuentes muertes en la montaña no logran frenar las imprudencias ni reducir el factor riesgo cuando, además de la dificultad del recorrido o de la escalada, las condiciones climatológicas complican la situación. Todo escalador, montañero, practicante de barranquismo, senderismo, o simplemente aficionado, un amante de la naturaleza que planee caminar a través de las laderas o los bosques de Aragón debería tener suficiente información acerca del clima que acompañará a su aventura.

Existen hoy tal cantidad de pronósticos y formas de documentarse previamente acerca de las condiciones climáticas que no se entiende la dejación, no se comprende la improvisación, el despiste de quienes parten a la montaña sin estar preparados. Con las consecuencias dramáticas que esa ligereza puede comportar, tanto para vidas propias como para vidas ajenas.

La reciente y dolorosa pérdida del Moncayo, esas tres muertes en el paraje conocido como La escupidera (nombre, en sí, una advertencia) que podrían haberse evitado, ha devuelto al plano de la actualidad el debate de la seguridad en la montaña. Discusiones, sin embargo, que, una vez más, se han cerrado en falso.

Nadie parece tener la solución al incremento de accidentes en alta montaña. Los expertos aconsejan prepararse apropiadamente, informarse antes de salir de ruta... pero no cuestionan el objetivo de la cordada, nada oponen al trazado de tal o cual plan de escalada, como si meterse en ese terreno significara coartar o limitar la libertad del deportista que ambiciona, sobre todo, batir su récord, conquistar su cima, vencer obstáculos... aunque sea poniendo en riesgo su integridad y la de quienes le acompañan.

¿Sería posible prohibir determinadas rutas o escaladas en días de mal tiempo? ¿Haber vetado su salida a los montañeros que planearon la subida al Moncayo por La escupidera? Para ello, debería disponerse de una reglamentación y de una autoridad que la aplicase. ¿Quién, un alcalde, un consejero, un presidente de federación...? De la misma manera, un ayuntamiento costero sí puede prohibir que los ciudadanos se acerquen al paseo marítimo en un día de galerna, evitando que los arrastren las olas. Sería una idea... 

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