Opinión

Lee Miller

El heroísmo de los corresponsales de guerra tiene a menudo como tristísima contrapartida una negra cuenta de muertos caídos en acto de servicio. No tanto con las armas en la mano como con esa verdad informativa por la que acudieron desarmados a colocarse voluntaria y profesionalmente bajo el peligro. Humilde, anónimamente en tantas ocasiones. En el mejor de los casos, con un reconocimiento demasiado breve y escaso para su generoso esfuerzo.

Kate Winslet se ha esforzado por recuperar del olvido a Lee Miller, una de las primeras mujeres que, cámara en mano, informó de contiendas internacionales. Su biopic, actualmente en cartelera, muestra a una mujer divertida y obstinada, preclara y valiente, capaz de desempeñarse en el frente de la II Guerra Mundial con una eficacia y un valor tan encomiables como las testimoniales fotografías que, muy arriesgadamente, fue obteniendo de la última resistencia del III Reich, en especial de los campos de concentración.

Aquellas imágenes, tomadas con la Rolleiflex de Lee Miller, de cadáveres de judíos amontonados en lóbregos almacenes a las puertas de los hornos crematorios de Dachau o de Auschwitz, o sepultados en fosas comunes, cuerpos consumidos, pieles pegadas a los huesos, cráneos jibarizados y miradas donde anidaba el horror deberían haber dado la vuelta al mundo, pero la revista para la que Miller trabajaba no las publicó. Por fortuna, otros medios sí se hicieron eco y pudo conocerse y conservarse ese dramático pero valioso testimonio gráfico, desde el punto de vista histórico probatoria y directa fuente de las matanzas de judíos y de los espeluznantes métodos llevados a cabo por los oficiales alemanes para deshacerse de las «razas inferiores».

Lee Miller dejó un legado impresionante y ese deslumbrante rastro que solo legan las criaturas extraordinarias que, como ella, son capaces de incidir en la realidad y transformarla. En aquella lucha suya por mantenerse incólume frente al horror, impávida frente a las amenazas, lúcida frente a la barbarie estaba depositada la semilla de un triunfo moral, necesario, el de aquella Europa libre y de aquellos Estados Unidos que se enfrentaron a las tropas y a las ideas de Hitler.

Una película que invita a reflexionar sobre el periodismo, el feminismo, la libertad.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents