Opinión | El comentario
Por una política de seguridad europea progresista
La conjunción de dos personalidades autoritarias en Rusia y Estados Unidos y su interés por las materias primas y una nueva distribución geoestratégica a su favor, ha sacado a Europa de su zona de confort en materia de defensa y seguridad, que desde 2014 venía deteriorándose. La respuesta europea al desistimiento de EEUU a seguir protegiendo a Europa (al menos gratis) se está orientando hacia un reforzamiento de la defensa, no se sabe todavía si dentro o fuera de la OTAN, por la vía de inversiones en armamento y reforzamiento de los medios humanos, incluyendo en algunos casos la vuelta al servicio militar obligatorio en los más cercanos a Rusia. Esta situación obliga a disponer de más y mejores medios de defensa y seguridad, posición avalada por más de las dos terceras partes de la población europea y española. Aunque no es la misma la posición de los Países Bálticos o Polonia que la de España o Portugal.
Pero ningún país europeo está a salvo. Hoy la guerra tiene muchos componentes y algunos de ellos no necesitan ningún misil. Hace poco, Rusia paró toda la red ferroviaria ucraniana sin disparar nada. Imaginemos un ataque así o a nuestra red de distribución eléctrica o a nuestras centrales de producción.
La respuesta a la nueva situación tiene varias alternativas:
- Pagar por el paraguas USA/OTAN
- Armarnos, desarrollando una industria militar y de defensa tecnológica europea, con la creación de un ejército europeo de intervención.
- Otras, mezcla de las dos, ajustada a nuestras urgencias.
La guerra cada vez es más tecnológica y donde son más importantes las medidas defensivas: escudos antimisiles o anti drones, satélites de identificación de objetivos, control de las redes de distribución y transporte (no solo mercancías, sino de fibra, electricidad, comunicaciones, etc.) que requieren de especialistas con una alta formación en estos instrumentos y homogeneizados a nivel europeo.
Europa no pretende ocupar territorios de terceros países, donde el despliegue de ejércitos numerosos tendría sentido. Pero sí que requiere que, ante una agresión, sea capaz de trasladar los medios de los países que están más alejados del conflicto y esto requiere líneas de ferrocarril de mercancías de ancho europeo que permitan pasar medios acorazados sin cambiar de ancho.
Hay que acelerar las conexiones ferroviarias para el tráfico de mercancías en ancho europeo por el Corredor Mediterráneo en el ramal de costa y el que llega a Zaragoza, desdoblando en ancho internacional la vía única por Lérida hasta Portbou y el ramal del Atlántico de Zaragoza a Pamplona con destino Bilbao e Irún y la frontera francesa. Se requiere homogeneizar los medios de defensa físicos y tecnológicos de este ejército que vele por nuestra seguridad, incluida la Protección Civil, como demostró la Dana.
Y a todo esto hay que dotarlo de recursos económicos, sin dilación. Nuestro país está 4 puntos por debajo de la media europea de presión fiscal. El proyecto de reforma fiscal sigue en el cajón de la ministra de Hacienda. Pero es claro que no queremos renunciar a nuestro Estado de Bienestar, al que le faltan algunas mejoras. Soy consciente de las dificultades de sacar adelante una reforma fiscal con el Parlamento actual, pero hay que intentarlo, eso sí, con medidas que no agravaran la precariedad de las clases populares.
Los 2 grandes impuestos generadores de ingreso directo son el IRPF y el de Sociedades. El IVA penaliza más a quien menos renta tiene. En el IRPF se podría subir 1 ó 2 puntos la escala de tributación a partir de 30.000€ de ingresos, respetando las rentas inferiores. Además, se puede subir 2 puntos la tributación a los ingresos por el ahorro (intereses y dividendos) con escaso efecto en las rentas inferiores.
En cuanto al Impuesto de Sociedades, habría que limitar las deducciones para que, salvo importantes excepciones de inversiones de interés nacional, el tipo efectivo mínimo se situara en el 15% europeo. En cuanto al Impuesto sobre el Patrimonio, las exenciones autonómicas deberán ser computadas como ingresos en las trasferencias del Estado a las Autonomías, de forma que si renuncian a esos ingresos no los tengamos que cubrir el resto de españoles.
No tenemos que «elegir entre tanques o mantequilla» (Samuelson) sino encontrar los recursos para aumentar nuestra seguridad y proteger y mejorar nuestro Estado del Bienestar, corrigiendo las enormes diferencias y desterrando la pobreza de la cuarta economía de Europa.
Suscríbete para seguir leyendo
- El Real Zaragoza va a juicio por el despido de Ramírez
- Brutal pelea entre el cantante y los concursantes en 'La Ruleta de la Suerte
- Este es el motivo por el que Vodafone siguió funcionando en el gran apagón y el resto no
- Red Eléctrica sospecha de una desconexión masiva de plantas solares antes del apagón total
- El operador portugués REN atribuye el apagón a un fallo en la red española por un raro fenómeno atmosférico
- La interconexión por los Pirineos firmada en Zaragoza, clave para que Francia envíe electricidad a la Península Ibérica
- Jorge Fernández habla de su salida de 'La ruleta de la suerte': 'Mi puesto es el más deseado de todos los compañeros de profesión
- Se adelanta la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones de Zaragoza: fechas y restricciones