Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Fábricas de pobres

Mucha gente se pregunta, se está preguntando, qué habrá –si es que hay algo– detrás o por debajo de las iniciativas arancelarias de la Casa Blanca, de esa obscena exhibición de poder económico por parte de su desagradable inquilino, Donald Trump. Si sus decretos, mandatos e imposiciones obedecen a un patrón ideológico, responden a un argumentario macroeconómico o simplemente a su veleidoso capricho y desnortada voluntad.

Algunos intelectuales norteamericanos de izquierdas, socialistas, socialdemócratas o comunistas (que también los hay, aunque obtengan escasa difusión) sostienen la teoría de que la acción conjunta de los multimillonarios de su país, con Trump a la cabeza, pero inmediatamente seguido por los Musk, Gates, Bezzos, Zuckerberg, etcétera, se dirige, de manera subrepticia, pero inequívoca, a la progresiva aniquilación de las clases medias y al paulatino afloramiento de gigantescas bolsas de pobreza allá donde antes hubo prosperidad y diversidad industrial, laboral y económica.

Sería un poco, en definitiva, lo que las dictaduras o regímenes autoritarios han venido haciendo a lo largo del siglo XX y de lo que llevamos del XXI. Véase China, Argentina, Cuba, Venezuela, Hungría, Nicaragua... o la mayoría de los países africanos y asiáticos. Hoy, por desgracia, se detecta en ellos una abismal diferencia de clases sociales, la tendencia de éstas a aglutinarse o limitarse a dos: los muy ricos y los muy pobres. A los riquísimos, amparados por sus propios recursos y "beneficiados" (desde el punto de vista de sus exclusivos intereses) en el expolio sistemático a que vienen sometiendo a sus respectivas economías, cada vez les cuesta menos mantenerse en el poder, conculcando los órdenes democráticos y poniendo las bases de nuevos despotismos. A los pobres, por su parte, se les subsidia con lo justo para subsistir y se les adoctrina para compensar en furia y fervor ideológico la escasez de su salario, combustible o comida...

Si esto es así, si en la voluntad de los potentados y sátrapas que componen la nueva élite mundial subyace la puesta en marcha de una especie de "fábricas de pobres", si en la mentalidad de Trump late esta perversa idea, entonces será mejor que las sociedades occidentales (incluido Estados Unidos), sus ciudadanos democráticos y sus clases medias reaccionan cuanto antes, ¡para impedirlo ya! n

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