Opinión | EL ÁNGULO

La izquierda insumisa

Podemos busca espacio propio contra el Gobierno de coalición, pero no trata de encontrar un votante nuevo sino de asaltar a los de sus antiguos aliados

A la izquierda del PSOE se le presentan los desafíos más importantes desde su despegue hace una década, y todos tienen que ver con su cohesión y efectividad. La fragmentación interna desde la ruptura entre Sumar y Podemos, y la incomodidad de Izquierda Unida en el conglomerado rosa es en lo que más se ha incidido por lo que implica de debilitamiento electoral, como muestran las encuestas de todo signo y los resultados de las últimas elecciones, autonómicas o europeas.

Menos nos hemos parado a observar la perdida de la capacidad de influencia de ambas formaciones en las propuestas de gobierno, o como iniciadores de propuestas legislativas con posibilidad de éxito. Se debilita también así la capacidad de la izquierda para presentar una alternativa sólida y coherente a las políticas conservadoras cuando no ultras, mientras que el mundo atiende con estupor al auge de los populismos reaccionarios como el del señor que juega al bingo con los aranceles.

Podemos busca espacio propio contra el Gobierno de coalición, frente al incremento del gasto militar, al apoyo a Ucrania, pidiendo medidas más radicales para garantizar el acceso a la vivienda o en contra de algunas de las reformas laborales, iniciativa de su anterior compañera y socia, Yolanda Díaz. Porque no estamos ante la búsqueda de un votante nuevo sino de asaltar a los de tus antiguos aliados. Mientras esto sucede, la fragmentación y las disputas internas llevan a una pérdida de poder territorial y de implantación de estos partidos en la mayor parte de los municipios. Y sin ese músculo local es muy difícil tener una presencia significativa en el panorama político español. Lo aprendimos con Ciudadanos, UPyD o Nueva Izquierda, pero en las guerras internas no se ven los ejemplos externos. El bucle perverso de la victoria entre los tuyos te hace olvidar el poder transformador de los votos para mejorar las condiciones de vida de todos.

Ni siquiera un vistazo a nuestros vecinos sirve para desviar la estrategia, la izquierda francesa ha estado fragmentada entre el Partido Socialista, La Francia Insumisa y los Verdes. Con esta división han tenido problemas para competir eficazmente contra la derecha, el centro y con el lepenismo, gran receptor del descontento de los trabajadores. En Italia, la izquierda ha estado dividida entre el Partido Democrático, el Movimiento 5 Estrellas y otros partidos menores, y quien gobierna es Giorgia Meloni.

Mientras la izquierda de la izquierda sigue devorando líderes, candidatos, de los que apenas quedan dos o tres caras reconocibles, los posibles votantes de estas formaciones o se quedarán en casa o se dejarán seducir por cantos de sirena.

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