Opinión | EN EL PUNTO DE MIRA

Presupuestos

Las palabras no son lo que parecen, las usamos para comunicarnos, pero en muchas ocasiones son un medio para confundirnos y, a la postre, para incomunicarnos. Si el presidente Azcón dice que rechaza parte del pacto verde europeo , que es contrario a la inmigración ilegal (sin aportar datos a la Administración central para hacer la distribución de los menores no acompañados provenientes de Canarias) en presencia de parlamentarios de Vox en Aragón, quienes le escuchamos podemos pensar que es contrario a conseguir la neutralidad climática en el año 2050 y partidario de restringir al máximo la migración, tan imprescindible para hacer frente a los miles de empleos que, según él, precisaran las millonarias inversiones que como el rey Midas ha traído.

Sin embargo, cualquiera que siga habitualmente la política aragonesa pronto se dará cuenta de que esas afirmaciones forman parte del juego que se traen PP y Vox para sacarse de la chistera los presupuestos del año 2025.

Tras el acuerdo de estos dos partidos políticos en la Comunidad Valenciana para salvar al presidente Mazón, el señor Feijóo está contemplando hacer lo mismo en Murcia y Aragón. Es decir, que ambos presidentes se traguen unos cuantos sapos y le cedan a la extrema derecha un espacio y posición de privilegio perjudicando a sus ciudadanos. Bien vale la pena si eso le permite afear a Sánchez su imposibilidad de conseguirlos.

Pero cuando todo esto iba encaminado, resulta que Donald Trump nos aplica unos aranceles perjudiciales para nuestra economía y, los únicos que los ven con cierta complacencia o mal menor, son sus socios ideológicos en España, la extrema derecha. El escenario se complica, la obra de teatro a la que nos tienen acostumbrados hay que reescribirla, nuevo argumentario, nuevas escenas, mismos actores, y un final predecible: el acuerdo es imprescindible por el bien de Aragón. Como si no supiésemos aquello de que «aunque la mona se vista de seda, mona se queda».

¿A qué viene tanto interés en acordar presupuestos con Vox en esta tierra? Al margen de los intereses del PP nacional, que son reales, hace unos meses se podía intuir que, frente a un Vox tan intransigente y gregario respecto de Madrid, el Pignatelli estaba dando vueltas a buscar un adelanto electoral, ya que las encuestas que manejaban les daba un incremento en el que rozaban la mayoría absoluta. Mi impresión es que el acuerdo en las cuentas municipales del Ayuntamiento de Zaragoza y las escenas de «luna de miel» que tanto gustan a nuestra alcaldesa entre los grupos municipales de PP y Vox, les impiden forzar la máquina y llegar a una confrontación electoral. Por otro lado, la imagen de una institución como el ayuntamiento sacando las cuentas con Vox, sin muchos problemas, le da un plus a la alcaldesa frente al Pignatelli, que no saben hasta dónde puede llegar. Si a eso añadimos que el Congreso de los socialistas aragoneses genera nuevos liderazgos y una oposición más briosa de la que no saben aún su efecto electoral, buscar un espacio de tranquilidad política, comodidad y mayorías estables es la mejor apuesta, y eso solo lo puede dar la alianza con la extrema derecha. Ya decía Maquiavelo que «si un príncipe no es sabio de por sí, no puede ser bien aconsejado».

La relación entre estos dos partidos me trae a la memoria aquella parábola de la rana y el escorpión. «Se quedó una rana en una piedra con un escorpión rodeados de agua; el escorpión le pidió a la rana que lo dejara subir a su espalda y lo acercara a la orilla. La rana desconfiada, le preguntó. ¿Y cómo sé que cuando estemos en la corriente no me picarás? A lo que el escorpión le contestó, porque si te pico nos ahogaremos los dos. La rana dejó subir al escorpión a su espalda y cuando estuvo a mitad de la corriente, el escorpión le clavó su aguijón a la rana. ¿Por qué lo has hecho?, le preguntó al escorpión la rana. A lo que este contestó: porque es mi naturaleza».

Habrá nuevos capítulos en este serial de los presupuestos, y los argumentarios intentarán disfrazar la realidad, pero que no se equivoquen, «el peligro de la mentira en política, es el autoengaño», decía Hannah Arendt.

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