Opinión | Editorial
La industria alimentaria mira a China
China tiene visos de convertirse en un socio estratégico para Aragón, no solo por las buenas relaciones que existen entre los gobiernos y las instituciones de ambos territorios, sino porque el reciente viaje de Pedro Sánchez al país asiático puede dar un mayor impulso a las expectativas que se han generado en los últimos años. A la llegada de las inversiones previstas por CATL, que prevé desembolsar más de 4.000 millones y crear más de 3.000 empleos en la fábrica de baterías para coches eléctricos que levantará en Figueruelas, se suma el más que probable aterrizaje de Leapmotor, que pretende producir vehículos eléctricos en la planta zaragozana.
Sin embargo, no todas las buenas noticias proceden del sector automovilístico, ya que la agroalimentación, que se ha convertido en uno de los grandes puntales de la economía aragonesa, puede tener un mayor acceso al mercado chino tras la firma de dos protocolos entre España y China que supondrán elevar la capacidad exportadora de las empresas del porcino que operan en Aragón, así como de las explotaciones de cerezas. En el primer caso, se amplía la lista de productos autorizados a la venta en el país asiático, mientras que el segundo, que tendrá una vigencia de tres años, permitirá que la comercialización de esta fruta de hueso se lleve a cabo mediante la supervisión del Ministerio de Agricultura, que asegurará su trazabilidad, selección y procesado. Asimismo, los aranceles inversos impuestos a Estados Unidos por China podrían limitar la llegada de cerdo procedente del mercado norteamericano, lo que podría beneficiar a Aragón e impulsar todavía más las ventas aragoneses en aquel país.
China ya es hoy el principal destino del sector cárnico aragonés, con unas ventas de 314 millones durante 2024, si bien el conjunto de las exportaciones de carne a todo el mundo desde la comunidad sumaron 2.457 millones. Además, Aragón es el principal productor a nivel nacional, de ahí que las expectativas sean positivas en un momento en el que es preciso diversificar las ventas a más países.
El acercamiento entre España y China resulta, por tanto, positivo para la comunidad por varias razones. La primera es porque se trata de un mercado con un alto potencial de crecimiento para los exportadores aragoneses y representa un impulso a la diversificación de los mercados. La segunda responde a la necesidad de la industria agroalimentaria de seguir creciendo, ya que se ha comprobado que el sector es un salvavidas, no solo para la economía aragonesa sino para la supervivencia del medio rural y la vertebración del territorio. Además, la firma de nuevos acuerdos comerciales cimentará unas relaciones que pueden ser muy positivas y que podrían ir más allá del automóvil y la agroalimentación como son la tecnología y las energías renovables.
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