Opinión | Sala de máquinas

Belén Rivas

Algunas editoriales, como La Fragua del Trovador, consagran buena parte de sus meritorios esfuerzos a descubrir nuevos autores. En los últimos meses, el mencionado sello viene haciéndolo con gran intuición con autoras como Beatriz Morancho Cuezva o María Eugenia Sanz Sada, cuyas novelas, La dama de la orquídea púrpura y Cosquillas en la planta de los pies, han concitado elogios y encontrado el apoyo de numerosos lectores. La Fragua del Trovador, con Luis Sanz a la cabeza, lanza ahora a otra autora, un nuevo descubrimiento, Belén Rivas Lorenz, quien firma y pone a disposición del público su primera novela: Debí conformarme contigo.

Se trata de un notable ejercicio de estilo, por cuanto la voz de la protagonista consigue a las pocas páginas incrustarse en el ánimo y, seguramente, en el espíritu del lector con una acertada mezcla de forma y fondo, de contenido y expresión literaria. Va narrando la historia de una mujer con una personalidad muy rica, tan variada y original como la capacidad analítica, crítica, con que irá registrando cuanto de notable le sucede en la vida. Cuya peripecia irá transcurriendo en diversos escenarios, todos bien ambientados. Bastantes escenas de la primera parte trascurrirán en un Londres bohemio, donde la música –la creación, en general–, la moda o el amor volarán en alas de una libertad que lo preside todo, como una especie de aura. Hay empatía, felicidad, habrá una pareja enamorada, que se comprende y admira... Pero, como en todas las buenas novelas y, sobre todo, en los melodramas, la sombra del error, de la decepción o del fracaso pronto rondará a los héroes de Belén Rivas, oscureciendo su horizonte y adensando la narración con el tormento psicológico de sentimientos que parecen cambiar a cada día; como si, cuanto ofrecían de consuelo y placer, se hubiera tornado duda y tormento.

Debí conformarme contigo es el resultado de un viaje personal, de la experiencia íntima de una autora plena de sensibilidad y capaz de definirse a sí misma con el siguiente y luminoso párrafo: «Mantengo muy vivas la creatividad y la imaginación. Me encanta el café solo, el cielo del amanecer y las pequeñas cosas que hacen la vida especial, como las miradas sostenidas y el suave abrazo de una almohada de plumas. Viajar es una de mis pasiones: cada destino es una nueva historia esperando ser contada»

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