Opinión

El apagón del 28 de abril: un recordatorio de nuestra dependencia energética

El colapso del sistema mostró cómo una sola falla puede paralizar servicios esenciales en cuestión de segundos

El suceso en el sistema eléctrico nacional del lunes 28 de abril nos permite descubrir el importante valor que el suministro de energía tiene para la sociedad moderna. En ausencia de electricidad se colapsan todos los sistemas, comenzando por el transporte urbano e interurbano (metro, tren, tranvía). Se ven afectada las comunicaciones, el sistema financiero, los hospitales, la administración pública, el suministro de agua, y un largo etcétera. Las pérdidas económicas en las empresas son incalculables, especialmente en los sectores manufacturero, de alimentación y de servicios. Los ciudadanos se ven afectados en todas sus actividades cotidianas, tan dependientes de electrodomésticos y dispositivos alimentados con energía eléctrica.

Red Eléctrica de España, responsable del sistema nacional de transporte de electricidad, ha informado que sobre las doce y media de la mañana del día 28 se produjo una fuerte oscilación del flujo de potencia acompañado de una desconexión de un buen número de centrales eléctricas, especialmente nucleares y de gas, y de la interconexión con Francia. Como resultado, el sistema colapsó, pasando en pocos segundos de 25.000 a 10.000 MW, es decir, dejando sin suministro a 15.000 MW de demanda eléctrica. La recuperación del suministro se realizó durante más de 12 horas, en un proceso lento y muy delicado para el que existen procedimientos de actuación preestablecidos, pero que requieren de una extrema coordinación entre el centro de control de la red eléctrica nacional y las empresas de distribución de electricidad en cada zona geográfica del país. Bajo estos protocolos, la demanda eléctrica se va recuperando paulatinamente a medida que se van reconectando de nuevo centrales y líneas eléctricas.

Un fallo de esta naturaleza es poco probable pero no imposible, como hemos comprobado, y el grave daño económico que producen ha impulsado en los últimos años la necesidad de evaluar la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas de energía eléctrica. La vulnerabilidad se define como el nivel de degradación de un sistema cuando fallos técnicos o ataques deliberados dejan a los elementos de la red sucesivamente fuera de operación. Una sola interrupción de una línea de transmisión de la red eléctrica puede conducir a una sobrecarga de otras líneas, haciendo más probable el fallo de otros activos eléctricos y finalmente resultando en un fallo severo de todo el sistema. O bien, una brusca variación de demanda o generación eléctrica pueden producir perturbaciones en la frecuencia y las tensiones eléctricas del sistema, que activen las protecciones eléctricas y dejen fuera de servicio rápidamente activos e infraestructuras.

Demanda de energía eléctrica en tiempo real estructura de generación y emisiones de CO2

Demanda de energía eléctrica en tiempo real estructura de generación y emisiones de CO2 / Red Eléctrica España

Analizar a fondo las causas de este colapso del sistema eléctrico español llevará seguramente algún tiempo, ya que se trata de un sistema complejo en el que la generación y la demanda de electricidad tienen que estar equilibradas en todo momento. No existe ningún sistema industrial que permita garantizar un 100% de fiabilidad, cero fallos, pero la red eléctrica nos tenía acostumbrados en España a estándares de continuidad del suministro muy elevados, y nos hemos sorprendido por quedarnos sin luz durante tantas horas. Sin embargo, apagones como este han sucedido anteriormente en otros países: Nueva York sufrió un colapso total en 2003, con imágenes impactantes de miles de personas cruzando a pie el puente de Brooklyn, o Italia padeció también en el mismo año un apagón total de todo el país durante un día. India o más recientemente Argentina han sido también escenarios de interrupciones masivas del suministro eléctrico.

Es cierto que la complejidad de los sistemas de energía eléctrica no ha dejado de crecer en los últimos años debido al proceso de transición energética hacia una sociedad cada vez más electrificada y con mayor presencia de generación eléctrica con fuentes renovables, lo que provoca nuevos desafíos para los operadores de las redes eléctricas. Este proceso está siendo acompañado de la puesta en marcha de instrumentos para mejorar la gestión de las redes eléctricas, como por ejemplo mecanismos de respuesta activa de la generación y la demanda eléctrica que permitan integrar la mayor cantidad posible de energía solar y eólica. Una vez comprobada la vulnerabilidad de nuestro sistema eléctrico, el despliegue de sistemas de almacenamiento de energía y la disponibilidad de tecnologías que permitan a las plantas renovables una mayor contribución a la estabilidad del sistema aparecen ahora como necesidades perentorias. Sin olvidar la petición insistente y unánime de todos los agentes del sector para que el gobierno permita el aumento de la inversión en las redes eléctricas, que debería acompañarse de un desarrollo mucho más ágil de su construcción y puesta en servicio.

Demanda de energía eléctrica en tiempo real estructura de generación y emisiones de CO2

Demanda de energía eléctrica en tiempo real estructura de generación y emisiones de CO2 / Red Eléctrica España

Aragón tiene aquí una carta más en su baraja. El extraordinario despliegue de energías renovables, gracias a la disponibilidad de viento, sol y territorio, ya está siendo aprovechado en beneficio de sus distintas actividades económicas, favoreciendo el autoconsumo industrial directo. Esto reducirá la dependencia de las redes eléctricas, a la vez que mejorará la competitividad industrial. Una solución redonda.

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