Opinión | UNA MIRADA AL FRENTE

Gonzalo Postigo

Nadie a los mandos

El apagón del pasado 28 de abril no será olvidado tan fácilmente como el gobierno que preside Pedro Sánchez cree. Los técnicos lo habían anticipado

El apagón del pasado 28 de abril no será olvidado tan fácilmente como el gobierno que preside Pedro Sánchez cree. Un «cero eléctrico» o como algunos esnobs lo llaman blackout, era un récord casi imposible de conseguir en España –por sus negativas consecuencias– y, sin embargo, ya tenemos uno. Algo que la propaganda no borrará, ni tan siquiera minimizará. Los técnicos lo habían anticipado.

La situación me recordó otro gran desastre, que también fue anticipado, por técnicos. El 26 de mayo de 2006 la Asociación de Inspectores del Banco de España envió una carta al vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, anticipando los graves desequilibrios y riesgos del sistema financiero español, y que se estaban ignorando las previsibles consecuencias. Aquella carta fue depositada en el registro del Ministerio de Economía y Hacienda, y, lamentablemente, ocurrió todo lo que anticipaba, con precisión milimétrica.

Conocí personalmente al inspector que redactó la carta en la presentación del libro de Ernesto Ekaizer, El Libro Negro, cómo falló el Banco de España a los ciudadanos. Me dio la impresión de estar viendo un héroe. El resto de la historia la conocen todos ustedes. 65.000 millones de euros del rescate a la banca, más las pérdidas que finalmente origine la Sareb cuando la liquiden. Nos resultó carísimo no hacerles caso a los inspectores del Banco de España.

Volviendo al cero eléctrico, los técnicos lo habían anticipado, incluso Redeia lo ha dejado por escrito en sus cuentas anuales del 2024. En los riesgos de prestación firme asociada al cierre de centrales de generación convencional (carbón, ciclo combinado y nuclear), dice que suponen "mayor riesgo de incidentes en la operación que puedan afectar al suministro". Además, hay un hecho que no es indiferente, la dimisión del anterior presidente de Red Eléctrica Española, Jordi Sevilla, en enero de 2020 por discrepancias con la ministra Teresa Rivera (demasiado mesianismo renovable).

Dos días después del apagón, declaró Beatriz Corredor, presidenta de REE, arbitrariamente, y enrocándose -como un tal Rubiales- en que no iba a dimitir. El perfil de esta señora, sin experiencia anterior en el sector y registradora de la propiedad, no es el más adecuado para las exigencias que demanda el cargo, pero la nombró Pedro Sánchez, tras la dimisión de Jordi Sevilla. Un cargo, de este tipo, retribuido con más de medio millón de euros al año, requiere algo más que una designación política, lo contrario supone un elevado coste social.

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