Opinión

2.000 chinos, 200 migrantes menores y 100 desalojados

Se espera que casi 2.000 trabajadores cualificados procedentes de China lleguen a Aragón para ayudar en la construcción y puesta en marcha de la gigafactoría de baterías de CATL y Stellantis en Figueruelas. Vendrán 2.000 chinos, con sus costumbres chinas, sus comidas chinas y su fuerza de trabajo.

Más de 100 camas tenía el albergue ilegal de Plaza Roma contra el que llevaban batallando vecinos, antiguas propietarias y el propio Ayuntamiento de Zaragoza. En su mayor parte migrantes africanos, algunos trabajando en ese otro nuevo nicho que son los mataderos en esta comunidad, y que han venido con su cultura maliense, su bagaje senegalés o de dónde sea que procedan. No solo son mano de obra, ni robots que enchufamos de 8 a 18 horas y luego duermen el sueño de los justos.

Fuera del horario laboral siguen existiendo, pasean, compran, intentan tener un techo y han venido aquí como una apuesta de vida para su supervivencia y por la nuestra. Sin ellos este país no estaría creciendo al ritmo que lo hace, y sectores económicos enteros quedarían agujereados como quesos de gruyer.

Entendimos rápido lo de la globalización económica, y el libre mercado de capitales y productos. Nos está costando más que detrás de los gigavatios, los datos, la transformación de la fruta o el despedazamiento de los cerdos hay personas, que quieren o en muchos casos necesitan moverse por el mundo en busca de una oportunidad. No hace tanto, después de la crisis económica de 2008, miles de jóvenes españoles iniciaron su éxodo a la Europa con más y mejores posibilidades laborales. Saben bien cómo fueron mejor acogidos en algunos países que en otros, cómo en Reino Unido fueron vistos como una amenaza cuando el riesgo estaba en el populismo de su gobierno.

Seremos un Aragón con chinos, rumanos, magrebíes y centroafricanos con segundas generaciones tan nacidas en Aragón como usted y como yo. Aunque estamos dándole demasiada importancia a un hecho casual como donde nacer, y muy poca a la realidad de que crecemos juntos.

Es difícil saber qué aportarán a nuestro conocimiento los menores hacinados en Canarias, a los que estamos dejando ver cómo pasan los meses más decisivos de su vida esperando. A Aragón, de ese reparto de menores por decreto del Gobierno de España nos tocan casi 200, sin datos oficiales de ocupación porque el gobierno aragonés no ha querido transmitírselo. Imagino que, como señal de protesta, la misma que le ha llevado ante el Tribunal Constitucional para recurrir la norma estatal. Ninguno de los que está ahí sabrá que es el Constitucional, ni qué votó ERC, ni por qué no pueden salir de ese agujero. 

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