Opinión | Editorial
Dar explicaciones sobre Leire Díez
La comparecencia ante los medios de comunicación y las declaraciones ulteriores de la ya exmilitante socialista Leire Díez, promotora, o como mínimo partícipe, de un aparente intento de conseguir información comprometedora contra el teniente coronel Antonio Balas, jefe del departamento de delincuencia económica de la UCO, encargado de investigar los casos que afectan al PSOE y a la esposa y hermano de Pedro Sánchez, con el presumible ánimo de desacreditar a la unidad de la policía judicial de la Guardia Civil, no han servido para resolver los interrogantes existentes en torno al caso. Más bien todo lo contrario.
En su declaración, Díez ha negado ser una fontanera al servicio del PSOE y se ha presentado como una ciudadana con derechos, una periodista a la par que militante socialista, que estaba llevando a cabo un investigación periodística relativa a la trama de hidrocarburos con el objetivo de publicar un libro, un trabajo que, según su versión, en ningún caso se habría llevado a cabo ni en nombre ni en representación de nadie. Con ello, y tras la reunión mantenida en la sede del PSOE que acabó con el anuncio de su solicitud de baja voluntaria, pretende eximir al partido de toda responsabilidad. No obstante, si el PSOE no tiene ninguna responsabilidad y si ella es una periodista freelance cabe preguntarse la razón por la cual en la reunión que mantuvo con los servicios jurídicos y con el secretario de organización, Santos Cerdán, les hizo entrega de un pendrive con información sobre sus investigaciones.
Asimismo, en las conversaciones filtradas se insinúan posibles trato de favor por parte de la fiscalía a empresarios investigados, respecto a lo cual Díez ha asegurado que con ello no se comprometía el comportamiento de ningún servidor público y que ese tipo de intercambios serían habituales. Algo que, de ser así, implicaría cierta capacidad para llevar a cabo la gestiones necesarias, una capacidad que estaría fuera del alcance de un mero militante de base. Sin embargo, ese no parece ser su caso teniendo en cuenta que, al parecer, fue recibida por altos cargos del Ministerio del Interior por lo que quizás, consciente de la contradicción, acabó el día afirmando en una televisión que se tira faroles, que no es una negociación y que ofrece cosas que no tienen sentido.
Pero lo más inquietante de la comparecencia ha sido la presencia del empresario procesado por la quiebra de Zed, Javier Pérez Dolset, y la irrupción del investigado por la trama de Hidrocarburos, Víctor de Aldama, que además de increpar a Díez acusándola de mentir lanzó una advertencia a Santos Cerdán y al presidente del Gobierno. Esto, junto con la afirmación de Pérez Dolset de que integra un grupo de investigación del que también formaría parte Díez, formado por más de veinte personas y desde hace seis años, alimenta las sospechas de la existencia de una trama y dificulta que se pueda desvincular del PSOE, ya que al menos durante parte de ese tiempo Díez era un alto cargo socialista y no una mera militante de base.
Demasiados interrogantes y demasiadas contradicciones que van en aumento y que no se resuelven ni con el intento de cortafuegos del PSOE ni con el sepulcral silencio del presidente del Gobierno. Ambos deben apremiarse, como mínimo, en dar explicaciones.
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