Los renglones torcidos de Israel y Hamás

Imaginemos por un momento que durante una sesión parlamentaria británica el primer ministro reconociera que su gobierno ha sido partícipe en la financiación del IRA, que durante la comparecencia ante los medios de comunicación el presidente del Gobierno español admite que su gobierno aceptó que ETA pudiera financiarse, o que el canciller de la República Federal de Alemania admitiera un papel indirecto en la financiación de la Fracción del Ejército Rojo. 

Mientras, supuestamente, los estados y los gobiernos elegidos por nuestros rituales democráticos luchan por derrotar a los fenómenos terroristas y las diferentes ciudadanías sufren las terribles consecuencias terrorista, descubrimos que una parte de aquellos actores que debieran estar luchando y defendiendo los valores esenciales de dichas sociedades están jugueteando con el terrorismo. 

En este relato artificial, surgirían preguntas incómodas, ¿qué reacción tendrían las víctimas ante estas revelaciones?, ¿cuál sería la inmediata reacción del conjunto de la institucionalidad democrática? Quiero pensar que los respectivos gobiernos convocarían elecciones horas después de dichas declaraciones.

El pasado 21 de mayo, dicha ficción se convirtió en realidad, el Sr. Netanyahu y primer ministro de Israel reconoció que había permitido la llegada de fondos económicos -sin poner muchas trabas la verdad sea dicha- al grupo terrorista Hamás. Y me pregunto, ¿cuándo se mostraron a los representantes políticos israelíes las imágenes de la terrible actuación de Hamás del 7 de octubre de 2023?, ¿ ya les indicaron esta circunstancia?, ¿cómo es posible que un estado y su gobierno afirmen que están luchando contra Hamás cuando a la vez permiten su financiación?, ¿son las víctimas israelíes y palestinas quienes debieran reclamar frente a esta deleznable actuación del gobierno israelí?, ¿cuál debiera ser la reacción de los miembros del ejecutivo israelí ante estas declaraciones de su jefe del ejecutivo, mirar para otro lado? 

La responsabilidad de conocer la verdad, la asunción de la responsabilidad debiera ser ya el marco de actuación de la sociedad israelí y de los poderes del estado para frenar una dinámica de violencia material, humana pero también de un relato -a veces mitológico- que no beneficia en nada a la propia Israel.

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