Opinión | El comentario

José Mor de Fuentes, un aragonés olvidado

No es una celebración «redonda», pero acaba de cumplirse el 263 aniversario del nacimiento del ilustrado aragonés José Mor de Fuentes, de verdadero nombre José Mor y Pano, nacido el 11 de junio de 1762 en la localidad oscense de Monzón, en la que falleció, solo y pobre –como tantas veces en la Historia suele suceder a las personas sobresalientes y honestas– el 3 de diciembre de 1848.

Personaje polifacético y relevante en la Historia de España de su tiempo –aunque, incluso en Aragón, sea poco conocido– Mor de Fuentes fue uno de los intelectuales españoles más destacados del siglo XIX. Escritor costumbrista, prolífico poeta, dramaturgo (llegó a escribir una zarzuela, titulada La Presumida), periodista (fundó el periódico El Patriota y escribió asiduamente en numerosos diarios, como La Gaceta de Madrid y el Semanario de Zaragoza), políglota (dominaba varios idiomas, además del latín y el griego antiguos), tradujo numerosas obras de los autores clásicos de Grecia y Roma, pero también de sus contemporáneos, como el alemán Goethe (Las cuitas de Wether), el historiador inglés Edward Gibbon (Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano), o el pedagogo suizo Rousseau (Julia, o la nueva Eloísa).

Y a él se debe también un Elogio de Miguel de Cervantes, que se incluyó como preámbulo en numerosas ediciones del Quijote, tanto en España como en Francia.

Mor de Fuentes fue además ingeniero militar de la Real Armada española y con el empleo de alférez de fragata, en 1797 participó en el sitio de Tolón, un decisivo hecho de armas que, enmarcado en las guerras de la Revolución francesa, terminó con una aplastante victoria de Napoleón sobre las flotas combinadas de españoles, italianos e ingleses.

Durante los días en que se produjo la invasión de España por parte del ejército napoleónico, que dio inicio a la Guerra de la Independencia, Mor de Fuentes (al igual que su paisano, Francisco de Goya), se encontraba en Madrid y en la noche del 30 de abril de 1808 mantuvo una larga conversación, en el café de la Fontana, con su amigo, el capitán de artillería Pedro Velarde, quien fallecería heroicamente –junto a su compañero Daoiz– tan solo dos días después, el 2 de mayo, defendiendo el Parque de Artillería del asalto de los soldados del general Murat.

Llegado a Zaragoza desde Madrid, fue Mor de Fuentes quien alertó a la ciudad de los terribles sucesos que acontecían en la capital de España y el 26 de mayo, aprestándose la ciudad aragonesa para resistir a los dos sitios a los que habrían de someterla las tropas de Napoleón, las autoridades municipales le pidieron que se pusiera al frente de los defensores. Sin duda, el de Monzón habría aceptado de buen grado tan alta responsabilidad, mas –sabedor de que el general Palafox, que se hallaba en la torre de la Alfranca, recién llegado de Bayona, se presentaría esa misma noche en Zaragoza– les contestó que sería el distinguido militar zaragozano quien asumiría el mando, como efectivamente aconteció.

Durante el Primer Sitio de Zaragoza (del 15 de junio al 13 de agosto de 1808) Mor de Fuentes se desempeñó como vigía de la Torre Nueva, estableciendo en lo alto del hermoso y tristemente desaparecido monumento mudéjar, una especie de atalaya desde la que otear –equipado con unos anteojos que le regaló a tal efecto la condesa de Bureta– e informar a los defensores de las operaciones que las tropas francesas llevaban a cabo en el exterior de la ciudad.

En 1814, recién terminada la guerra, Mor de Fuentes tuvo la ocurrencia (según él mismo relata en el Bosquejillo de su vida) de publicar un método nuevo y económico (una máquina por él inventada para extraer barro de las acequias, adaptada al Canal Imperial de Aragón), con el objetivo manifiesto de acceder a la dirección del mismo. El proyecto no salió adelante y muy probablemente porque la persona que dictaminó sobre él, el arquitecto Tiburcio Del Caso, era quien ocupaba interinamente el cargo que el montisonense pretendía.

Una personalidad sobre la que todavía queda mucho por investigar, la vida y obra de Mor de Fuentes fue primeramente reconocida en España por Azorín, quien, en 1912, lo reivindicó en su obra Lecturas españolas. Posteriormente haría lo propio el narrador, poeta, ensayista y traductor zaragozano (natural de Paniza), Ildefonso Manuel Gil (1912-2003) quien realizó su tesis doctoral (leída en 1956), sobre su paisano aragonés; publicó, en 1960, el libro titulado Vida de Don José Mor de Fuentes y reeditó (con prólogo y notas suyas) su novela La Serafina.

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