Opinión | DELANTE DE TUS NARICES
Cómo iba yo a saber
¿Cómo iba yo a saber que mi mano derecha podía ser –Dios no lo quiera– un corrupto? ¿Cómo iba yo a saber que la mano derecha de mi mano derecha podía ser también un corrupto? ¿Cómo iba yo a saber que mi otra mano derecha podía ser también un corrupto? ¿Cómo podía yo saber que las tres personas que me acompañaron en mi road movie de resurrección podían no ser –presuntamente– trigo limpio? ¿Cómo podía yo saber que la persona que destituí en 2021 podría tener algún problema? ¿Y cómo iba yo a saber nada al ponerla en listas en 2023? ¿Cómo iba yo a saber algo de las trampas que por lo visto me favorecieron en las primarias? ¿Cómo iba yo a saber que en el Gobierno y en el partido que controlaba y controlo férreamente, donde colocaba a mis leales y desterraba a los que no me gustaban, en el que aplastaba cualquier tipo de disidencia, podían suceder cosas como las que parece que han sucedido? ¿Cómo iba a estar informado de esos supuestos tejemanejes, si solo tengo unos 800 asesores? ¿Cómo iba yo a saber que alguien vinculado al partido podría enredar y chantajear para desacreditar a fiscales y guardias civiles cuyas investigaciones incomodaban al partido y al Gobierno? ¿Quién no ha tenido una mala tarde eligiendo colaboradores?
¿Y cómo íbamos nosotros a imaginar que algunos podrían amnistiar a quienes malversaban dinero público para dar golpes de Estado a cambio de sus votos a fin de malversar dinero público para gastárselo en juergas? ¿Cómo íbamos a saber que la actividad del gobierno más feminista de la historia, defensor de lo público y la ciencia, incluiría la colocación de amantes de pago en empresas públicas como Tragsatec o la maravillosamente denominada Enajenación de Materiales Ferroviarios SA, ole ole, carretero, qué jaleo lleva el tren? ¿Cómo íbamos a saberlo si hasta ahora solamente lo publicaban pseudomedios y pseudomedios eran por definición todos los que publicaban esas noticias? ¿Cómo íbamos a saberlo si todas esas noticias en realidad lo que pedían a gritos era una ley de regulación de medios, manifiestos de periodistas contra quienes esparcían esos peligrosísimos bulos, comisiones interministeriales y programas en la televisión pública que expusieran la doctrina correcta? ¿Cómo íbamos a saberlo si siempre había algo mejor de lo que hablar? ¿Cómo íbamos a saberlo si somos los primeros escandalizados, las víctimas desoladas? ¿Cómo íbamos a prever que nos decepcionarían tanto? ¿Cómo íbamos a imaginarlo, cuando el muro de contención de la ultraderecha servía para ocultar la realidad a nuestros ojos pero sobre todo para que no nos vieran a nosotros?
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