Opinión | APUNTES AL MARGEN

¿Burbuja inmobiliaria?

Cada vez son más frecuentes las noticias sobre el encarecimiento de la vivienda. Hay quien habla ya de burbuja y lo compara con 2008. La racionalidad y los datos indican claramente que no estamos ni de lejos en la situación de entonces. Si comparamos el precio del m2 actual con el de 2008 estamos cerca de igualarlos en algo más de 2.000 €/m2 (esta es la media de España que incluye los 4.500 € de San Sebastián y los 1.100 € de Ciudad Real). No obstante, habría que comparar teniendo en cuenta la inflación que ha habido desde 2008. Para que se entienda, en 2008 había menús del día de 9 €. La inflación acumulada desde 2008 ha sido del 36%. Eso significa que, para igualar los precios de la burbuja de 2008, el precio/m2 debería subir hasta casi los 3.000 €/m2. Además, en la burbuja las casas se compraban por pura especulación creyendo en el crecimiento infinito de los precios. Hoy hay una mayor demanda real de vivienda que en 2008. Por un lado, entonces España contaba con 45 millones de habitantes, hoy somos 50 millones. Por el otro, cada vez hay más hogares de un solo individuo. Desde 2008 han aumentado en 2 millones. Además, desde 2008 y a pesar del aumento de población en el país, las localidades de menos de 20.000 habitantes han perdido casi medio millón de personas. Por lo que la población está más concentrada. Finalmente, aunque resulte paradójico, el hecho de que los precios de alquiler estén disparados ayuda a evitar la idea de burbuja. Hoy hay quien compra viviendas para alquilarlas esperando tener una rentabilidad. Eso apenas ocurría en 2008 porque el precio del alquiler era la mitad que hoy. Por lo tanto, la rentabilidad era menos de la mitad ya que las casas costaban más que hoy. En 2008 la compra de inversión era puramente especulativa. Se creía en una revalorización de los pisos como los holandeses creyeron en la revalorización de los tulipanes. Hasta aquí los números y lo racional, que indican que no hay burbuja. Sin embargo, aunque no esté cuantificado, empiezo a percibir que algo me huele mal. Veo a gente cercana comprando pisos muy caros. Escucho a gente que trabaja en banca decir que se están firmando hipotecas a cascoporro. Trabajadores del inmobiliario comentan que los pisos vuelan, que a veces se venden por precios superiores al ofertado. Este ambiente festivo-inmobiliario unido a la bonanza económica y a la gasolina de los bajos tipos de interés hacen que mi sentido arácnido huela a 2004. Tal vez sea exceso de celo, veremos.

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