Dialéctica errónea

Una de las armas más valiosas de los seres humanos es, naturalmente, la palabra.

De su buen uso dependen muchas cosas. Solo ella es capaz de aportarnos las grandes oportunidades de los espíritus abiertos, beneficios, alegrías... Pero cuando se usa mal puede causar los efectos contrarios: decepciones, problemas, incluso despertar enemistades y odios.

En estos últimos días, la dialéctica del presidente del gobierno no está siendo afortunada. Sus acusaciones al rival, el PP, imputándole los mismos o peores cargos de los achacados a su partido, no parecen la mejor receta para combatir la corrupción ni para ganar la batalla, en buena lid, de la oratoria política.

Dedicarse a recordar a cada hora que su rival, Núñez Feijóo, se hizo fotos en el barco de un narco sería como si Feijóo acusase a cada minuto a Sánchez de haber hecho trampas con su master de estudios o inspirado hacerlas para colocar a su hermano, a su señora y la «cátedra» de su señora.

En esa triste y enfangada dirección del «y tú más» solo es posible tropezar con el envenenado premio de un odio difundido a masas de seguidores que ya están dejando de ser ciudadanos para convertirse en sectarios fanáticos de un líder a quien no quieren ver fuera del poder, de la misma manera que el presidente parece desearlo cada hora más y, mirando hacia el futuro, durante el mayor tiempo posible. La ansiedad, la avidez, el veneno del mando están corrompiendo, además de la ética, la palabra. Su deterioro viene ciertamente condenando la vida institucional a una bufa comedia de torpes giros, groseras réplicas, mutuas acusaciones y previsible final: el deterioro del diccionario y del teatro democrático, de sus normas, gramáticas, espacios, significados y propuestas. Un presidente y un líder de la oposición que hablan mal uno de otro yerran de bulto, pues la utilización partidista del lenguaje como herramienta de poder no es una buena aplicación.

La solución pasa por una regeneración moral y por la recuperación de una digna y útil oratoria.

Un poco más noble.

Respetuosa, siquiera.

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