Los silencios de Pilar Alegría

La secretaria general del PSOE aragonés, Pilar Alegría, empieza a notar las enormes dificultades que suponen para ella asumir ese doble perfil de se ministra de Educación y FP y portavoz del Gobierno de Pedro Sánchez a tiempo completo y de ser la líder del partido en la comunidad con dedicación parcial. Solo así se puede entender que su primera aparición en el territorio después del tsunami del informe de la UCO sobre Santos Cerdán, Ábalos y Koldo, con importantes derivadas en Aragón y señalamiento de cargos como el portavoz adjunto en Zaragoza, Alfonso Gómez Gámez, fuera en un acto de final de curso en un centro educativo de la capital aragonesa sin despejar muchas de las incógnitas que se ciernen sobre Ferraz y sobre la comunidad autónoma que aspira a presidir. 

Para empezar, porque la decisión de abrir un expediente al edil zaragozano y al militante Alfonso Martínez por su aparición en esas conversaciones de la trama lo ha impulsado ella desde la comunidad y sigue sin cerrarse para concluir si habrá o no suspensión de militancia. Que mantenerlo como número dos en el ayuntamiento tampoco hace falta explicar que la toma la cúpula del partido en Aragón que ella dirige. Y que toda esa respuesta apelando a la contundencia y sin ningún efecto en la práctica, acaba con la decisión del propio Gómez Gámez dando un paso atrás y renunciando a ese puesto en el consistorio para no perjudicar al partido.

La situación del concejal, en realidad, no es lo que más perjudica al partido, los audios interceptados dicen lo que dicen sobre él y, en cualquier caso, son imágenes como las de la UCO dentro de la sede en Ferraz la que más daño está haciendo. O que Alegría opte por no decir nada después de reunir a su Ejecutiva en Aragón en medio del maremoto que está tambaleando sus cimientos. Al final, el tiempo dirá quién conforma la nueva cúpula de confianza de Pedro Sánchez, pero ella se está quedando como una de las personas más próximas al presidente y de la que más se puede fiar.

Pero los mensajes que se envían a la calle son confusos: la contundencia que defiende no se ha visto con Gómez Gámez o Alfonso Martínez, sobre el contrato para la conservación de la red estatal de carreteras en un sector de Teruel que aparece en el informe de la UCO como posible amaño, tampoco se le ha oído decir nada (ya lo va a hacer la Guardia Civil) y, mientras tanto, el tiempo pasa y en la comunidad todos los tiros del PP, desde Azcón hasta Chueca, apuntan directamente a su liderazgo y a esa doble función en la que la ministra se está viendo atrapada. Quién sabe si por mucho tiempo, a la vista de los acontecimientos.