Opinión | Sala de máquinas

Mentiras muy útiles

En su gira de despedida, Joaquín Sabina ha refrescado canciones e ironías con las que ha venido riéndose de sus caídas y recaídas, a base de un simpático y empático cinismo; cuando le dio «el marichalazo»; el «pastorasoler»; cuando decidió «envejecer sin dignidad» o -frente a cualquier pregunta comprometida- «negarlo todo, incluso la verdad».

Sin tanta gracia -con ninguna, realmente- algunos políticos, los más zafios de los elegidos por el pueblo en listas cerradas (así, ninguna información comprometida trasciende al elector), utilizan la mentira con frecuencia. Haciéndolo, además, en la sede del Parlamento, donde la palabra debería ser sagrada y la verdad brillar por su fuerza. Granujas, sin embargo, como Ábalos o Cerdán, han mentido en Congreso y Senado cuanto les ha venido en gana, sin empacho, remordimiento ni arrepentimiento, resultándoles extraordinariamente útil hacerlo. 

Ahora, por fin, van a rendir cuentas, pero no porque la presidencia de una de las dos Cámaras haya descubierto sus contradicciones, encubrimientos y fraudes, no porque una de esas risibles «comisiones de investigación», cuyos miembros son incapaces de encontrar la sala donde se celebran, haya levantado la alfombra donde se escondían las vergüenzas de la secretaría de Organización del PSOE y la complicidad de las grandes empresas que pagaban mordidas, sino porque un juez ha apreciado indicios de delito y puesto a trabajar a la Guardia Civil.

Las mentiras de los tres miembros de la trama socialista podrían estar encubriendo a otros compañeros o colegas, ministros, secretarios de Estado o cargos internos de sus siglas. De demostrarse esa desagradable verdad, arramblaría por delante con medio partido, y con el gobierno. Indignado y atónito, el español de a pie, el votante asiste a esta exaltación de la mentira, del robo y de la corrupción sin otras armas que la crítica. Puesto que no se le llama a votar, puesto que no hay dimisiones, mociones ni expectativas de cambio o manera de gobernar, sólo puede manifestarse detrás de una pancarta, y a eso el poder le tiene menos miedo aún que a las mentiras. 

Si Carlos Mazón, que es un mentiroso y un irresponsable, no se ha ido, ¿por qué iba a dimitir, por los mismos cargos, Pedro Sánchez?

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