Opinión

¿Una nueva Europa?

La historia nos enseña que hay pocas cosas capaces de cambiarla: una revolución, una guerra o una gigantesca inversión podrían ser algunas de esas causas genéricas con potencial para alterar una época. Ahora tenemos una guerra, la de Rusia contra Ucrania. Y vamos asimismo a contar con un descomunal presupuesto en armamento, viéndose obligados todos los países europeos a rearmarse hasta extremos desconocidos... ¿Para qué? ¿Para defendernos contra los ataques de Putin, para comprar las armas de Trump o para ambas cosas?

Europa, en cualquier caso, está cambiando rápidamente. Las transformaciones de las últimas décadas tienen mucho que ver con la emigración y la interculturización entre migrantes y poblaciones occidentales muy definidas en sus tradiciones y comportamientos sociales, pero sucesivamente influidas, transpiradas, modificadas por la llegada de enormes contingentes de sudamericanos, africanos, asiáticos y árabes que, en medio de serias dificultades, han conseguido rehacer sus vidas en Reino Unido, Alemania, Italia, Francia o España.

Empleados como fuerza laboral casi de choque en una primera generación, con el paso de los años muchas de esas comunidades (la china, la ecuatoriana, la rumana...) han demostrado un encomiable tesón a la hora de integrarse en una sociedad como la española y apostar por el futuro de sus hijos y nietos en suelo europeo. Un proceso que mucho antes, pero a similar escala, tuvo lugar en Estados Unidos, donde los problemas raciales no se han terminado de solucionar, aunque el conjunto del pueblo norteamericano muestre hoy un perfil muy heterogéneo sobre unos mismos y básicos principios republicanos de convivencia y unidad.

Los cambios que se avecinan en Europa no van a tener tanto que ver con las migraciones como con las armas y el dinero. Con esa supuesta tercera guerra mundial cuya pezuña asoma detrás de la puerta, y cuya solución, al parecer, y paradójicamente, consiste en armarse hasta los dientes para evitar o repeler una futura agresión. Pero como todo ese dinero que nos gastaremos en tanques y en misiles no se invertirá en sanidad ni en educación, ¿saldrá perdiendo el ciudadano comunitario? Salvará la vida en caso de contienda, argumentarán los belicistas; pero para vivirla en peores condiciones, replicarán los pacifistas. Tiempos de incertidumbre, inquietantes y oscuros... 

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