Opinión

Renovables, menas y centros de datos

El medio rural español o, dicho de otra manera, la España vaciada no veía tanto interés en él desde la ya lejana negociación para la entrada en la UE. No hay día en el que no se hable, se escriba o se discuta sobre cualquiera de estas tres patas de una misma mesa que son el presente y futuro de más de dos tercios del territorio.

Multitud de proyectos de interés nacional tienen como hilo conductor este medio rural y un eje común: la macroeconomía. No es mi intención abrir discusión sobre las bondades económicas de la energía barata y suficiente gracias a las energías renovables y su consecuencia inmediata en la bajada de la inflación o en la implantación de macrocentros de datos. Tampoco abriré discusión sobre el impacto en esa macroeconomía del aumento de consumo interno consecuente al aumento de población, lógicamente productora y consumidora debido al aporte humano de la emigración. Economistas con más conocimientos en la materia que el que escribe lo aseveran.

Podría parecer un futuro idílico para el agro español en el que todos sus problemas estructurales van a quedar resueltos. Nada más lejos. La realidad es otra.

En cuanto a Aragón, el creciente malestar en los pueblos por la implantación, más o menos aleatoria, pero siempre por medio de PIGAs, de todas estas estructuras puede llevar a una sublevación en masa. Curiosa paradoja: los planes de interés general de Aragón representan el mayor desinterés institucional del 60-80 % del territorio y de sus habitantes. Es lo que tiene gobernar ¿para el pueblo? pero sin el pueblo. Antes se le llamaba despotismo ilustrado.

Alguien pensará: ¿cómo es posible que al mayor problema que en estos momentos tiene la Comunidad de Aragón como es la despoblación, se responda con manifestaciones de una tendencia política u otra contra la implantación de centros de menores o de centrales de energía renovable y centros de datos? ¿Es que no quieren progreso, es que no quieren crecer?

 ¿Qué tal si, por una vez, el interés de Aragón pasa por la óptica de todo Aragón?

¿Qué tal si, por una vez, se escucha a los guardianes del territorio como son los habitantes de ese medio rural? ¿Podría llegarse a una entente? Creo que sí.

Si los planes de interés general acotan territorio para la implantación convirtiendo determinadas zonas en «unidades de actuación», sería lógico pensar que también debieran instar a la población afectada a unirse en una «unidad de respuesta» que, lógicamente está en el ámbito de la política municipal. Eso sería empezar a pensar que los planes estratégicos afectan y defienden a las dos partes del binomio inversor, cosa que, ¿casualmente? no ocurre.

La realidad es muy distinta. Mientras se mira para otro lado en la partición artificial de unidades de actuación para cumplir con la normativa, a la vez se permite e incluso se insta a negociar individualmente con los propietarios de los terrenos. Eso no es, o no debiera ser el interés general de Aragón.

La llegada de actividad económica al medio rural es la mejor noticia en muchos años, pero realizada a mayor gloria de unos pocos podría llegar a ser una desgracia y fuente de discordias. Nadie mejor que el cercano al problema tiene la solución más cercana. Los desmanes medioambientales no se ven igual desde una mesa de despacho que a pie de obra. La degradación del regadío en favor de la implantación de estructuras productivas puede y debe ser frenado al igual que la superpoblación de centros de datos. Es un crimen medioambiental y no hay razón estratégica que lo justifique. Tampoco razones de tipo laboral ni económico. Las explotaciones en el sector primario antes enriquecían a la zona.

Ahora lo hacen solo en el punto de destino. Hagamos normas o convenios para que salga un tope de electricidad de la zona productora y haya que generar consumo en origen. Hagamos que las empresas de datos, ya que no generan riqueza en forma de trabajo, lo hagan en forma de impuestos, tanto locales como autonómicos. Hagamos que la última palabra la tengan los ciudadanos afectados participando en el dimensionamiento y ubicación y hagámosles ver el beneficio que eso representa, ¡con beneficios! Y por fin, hagamos que los menas, futuros ciudadanos como tú y como yo, tengan trabajo sin necesidad de hacer una segunda migración a los nichos urbanos de puestos laborales. 

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