Opinión | APUNTES AL MARGEN
Vergüenza e hipocresía
Escribo estas líneas horas después de que barcos piratas de la armada nazi-sionista asaltaran a la Global Sumud Flotilla en aguas internacionales. Ni qué decir tiene que muchos de los miembros de la flotilla son ciudadanos de la UE. Israel ha secuestrado a varios ciudadanos españoles que han sido primero abordados y raptados, y después retenidos por los corsarios de Netanyahu. Lo razonable sería que España, en un ejercicio de reciprocidad, detuviera y retuviera a los ciudadanos israelíes que hay ahora mismo en nuestro país. Es evidente que esto no ocurrirá. Los israelíes tienen patente de corso, cual Drake, para hacer lo que quieran.
Una más de las situaciones de vergüenza e hipocresía que rodean a los nazi-sionistas. Repasémoslas. A Rusia se le impusieron desde el minuto cero, y con toda la razón, sanciones culturales, deportivas y por supuesto económicas. Incluso se les embargó, no ya de armas, sino de cualquier cosa que pudiera acabar siendo arma. Por supuesto, se empezó a armar a los ucranianos para que pudieran defenderse de los invasores imperialistas, y bien que se hizo. Lo lógico, honesto y coherente sería enviar armas también a los palestinos para que puedan defenderse de los nazis de Yahvé que los están exterminando. Sin embargo, con Israel aún se debate si es pertinente dejar de venderles armas (el resto de comercio sin problemas), y si es conveniente o no que ondee la esvástica del siglo XXI en Eurovisión. Vergüenza me provoca también el Partido Popular negándose a condenar el genocidio y diciendo que una palabra no es tan importante. Madre mía, la que liaban (con razón) en otros tiempos con el lamento, pero no condeno de los atentados. La vida de los niños palestinos vale menos.
Lo de Vox ya es el acabose. Los mismos que lucen cruces de Borgoña y que no hace mucho hablaban de la conspiración judeo-masónica y levantaban el brazo cual gladiadores, no es que no condenen el nuevo genocidio, es que lo apoyan. El viraje de posición hace pensar que en realidad no odian a nadie en particular, simplemente admiran un buen genocidio. Asombro me provocan los alemanes. Son el pueblo que cometió el genocidio más gordo de la historia. Están tan traumatizados que no entienden que lo que está mal no es quién comete un genocidio, sino el genocidio mismo. Habrá que construir un diván tamaño país para que curen ese trauma y dejen de colaborar por omisión con el genocidio palestino. Si todo esto les provoca vergüenza, cabreo, indignación etc. no dejen de protestar.
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